El fracaso escolar puede afectar de distintos modos a la futura trayectoria profesional. Es importante conocerlos para dar a este aspecto de la vida la relevancia que merece cuando se está a tiempo. Sin embargo, también es importante saber que nunca es tarde y tratar de buscar el momento para completar estudios y mejorar la empleabilidad a través de la formación continuada.
Cómo afecta el fracaso escolar en la trayectoria profesional
El factor que más afecta en la trayectoria laboral es el abandono temprano de la educación. En España, casi dos de cada 10 alumnos optaron el año pasado por tirar la toalla con los estudios y no completar la segunda etapa de educación secundaria. Representa un porcentaje sorprendentemente alto en comparación con otros países europeos; de hecho, es el segundo país con la tasa más alta. La media de los países de la UE está prácticamente en la mitad.
Según los datos del último informe Infoempleo-Adecco, tan solo el 8% de las ofertas de empleo van dirigidas a trabajadores con un nivel de estudios de graduado escolar o ESO. Esto quiere decir que cuentan con una empleabilidad muy baja. Y el verdadero problema es que esta situación tiende a perpetuarse en toda la trayectoria laboral. Si se abandonan los estudios, se estará en una posición económicamente mucho más frágil de por vida.
Otros fracasos en la educación que también afectan
Hemos hablado del escenario más dramático sobre cómo el fracaso escolar puede llegar a determinar la forma de sustento hasta la jubilación (que también se verá seriamente perjudicada). Pero se dan además otro tipo de situaciones relacionadas con el fracaso en los estudios.
Por ejemplo, no haber podido acceder o completar determinado tipo de formación por distintas circunstancias, cuando la intención era hacerlo. En estos casos, quizá se cuenta con mayor empleabilidad que si hubo un abandono temprano. Ya solo el haber terminado bachillerato, BUP o COU hace que puedas acceder al 16,82% de las ofertas, casi nueve puntos por encima que si no los tuvieras. Pero quizá no ha sido suficiente como para dedicarte a lo que te gusta u optar a puestos de mayor responsabilidad o mejor remunerados.
Otra situación muy frecuente es haber estudiado algo a lo que uno no se quiere dedicar. Es fundamental dejarse guiar también por el corazón en este tipo de decisiones, no solo por la mente o por las presiones externas. La voluntad y la constancia están muy relacionadas con el éxito profesional y es muy difícil mantenerlas si no se está convencido.
Puede que lo que parecía una salida laboral con menor demanda se convierta en una fuente de ingresos estable gracias al empeño que uno pone en dedicarse a un determinado campo profesional que realmente le apasiona. Y al contrario, una dedicación que no gusta puede llegar al punto de aborrecerse y que suponga un factor determinante para una crisis profesional. Una solución puede ser cambiar de rumbo profesional.
Retomar los estudios siempre es una opción
En principio, parece que la época ideal para estudiar es la etapa infantil y adolescente. Sin embargo, esta idoneidad puede haberse truncado por muy distintas razones. Si se quiere mejorar la empleabilidad, una de las maneras más efectivas de hacerlo es plantearse completar lo que se quedó a medias.
Hay planes formativos para adultos que dan la posibilidad de conseguir las titulaciones básicas. Por otro lado, otro tipo de titulaciones se pueden cursar on-line o de manera semipresencial. También existen cursos profesionales subvencionados. Si estás trabajando, busca la forma de combinar tu empleo con los estudios.
La sociedad necesita concienciarse para progresar
«A mí no me gusta estudiar» o «a mí no se me dan bien los estudios», estas son frases que suelen decir las personas que no han completado estudios básicos o chavales que están pensando en abandonarlosos. Achacan a cuestiones meramente personales su fracaso escolar. Sin embargo, los altos indicadores de abandono temprano en España revelan que no se trata solo de una decisión particular.
Por un lado, se requieren acciones mucho más efectivas por parte de las autoridades. Por otro, también es necesario revisar las metodologías y dar espacio a nuevas formas de educar donde no solo se pondere la brillantez académica y se atienda a la diversidad de las aulas. Por último, las campañas de concienciación son imprescindibles para que la población no resuma el fracaso escolar a una cuestión de que te guste o no te guste estudiar, o de que se te dé mejor o peor, y promover la vuelta a los planes formativos.