En Europa hay alrededor de 87 millones de personas con más de 16 años con alguna discapacidad. Se trata de un colectivo con mayores dificultades para el acceso a un trabajo. Y que presenta un riesgo mayor ante la enfermedad. La pandemia mundial de la COVID-19 ha tenido consecuencias desastrosas para el empleo. Pero de entre todos los trabajadores, las personas con discapacidad se han visto aún más afectados. Se trata de una de las conclusiones que avanza el último informe de la Comisión Europea sobre empleo, asuntos sociales e inclusión.
Las personas con discapacidad y el empleo
El último informe de la Comisión Europea sobre empleo, asuntos sociales e inclusión indica que en el 2018 un 50,8% de las personas con discapacidad de entre 20 y 64 años tenían un empleo. Este dato contrasta con el de aquellas personas sin discapacidad, que ocupaban un 75%. Esto significa que un 18,6% de personas discapacitadas en ese rango de edad estaban en situación de paro. Frente al 8,8% de aquellas sin minusvalías.
Pese a todo, la tasa de empleo de mujeres con discapacidad es menor que las de aquellas sin ninguna: un 47,8% frente a un 68,8%. Y es prácticamente la misma que la de sus compañeros varones.
Entre los factores que afectan a las bajas tasas de empleo de este colectivo se encuentran las enfermedades asociadas o derivadas de su situación. Así como también el grado de discapacidad y la edad.
El impacto esperado de la pandemia
El mencionado informe recoge datos para el año 2018 y algunos respecto al 2019. Pese a todo, indica que la pandemia de la COVID-19 haría descender drásticamente la tasa de empleo. Especialmente en el caso de las personas con discapacidad. En ellas, las posibles patologías asociadas a su situación incrementan el riesgo de contraer y desarrollar la enfermedad. De hecho, están por encima de la media en los casos más complicados.
Se esperaba que los sectores de la hostelería y el hotelero fueran a sufrir el mayor impacto. Como de hecho se ha demostrado. Sin embargo, en estos sectores, las personas con alguna discapacidad están infrarrepresentadas.
No es así en los casos de empleos que pueden hacerse desde casa. En principio, el teletrabajo debería haber abierto puertas a este colectivo. Pero se necesitan ayudas técnicas y adaptativas que les permitan adaptarse a la nueva situación. Esto implica tanto al software como al hardware usado para trabajar. Las personas discapacitadas enfrentan un doble obstáculo. Por una parte, una carencia de equipamiento digital debido a limitaciones económicas. Por otra, falta de productos y servicios adaptados a su situación concreta. Y se ven aún más afectados si deben cuidar menores teletrabajando.
Las propuestas desde Europa para mejorar la situación
La tasa de abandono escolar entre las personas con discapacidad es mucho más alta que la de personas sin ninguna minusvalía. Un 20,3% frente a un 9,8%. Desde la Unión Europea se persigue enriquecer la calidad, la inclusión y la dimensión digital de los sistemas educativos de los estados miembros. Pero la cuestión es si las personas discapacitadas podrán beneficiarse de igual manera que sus compañeros sin ninguna discapacidad. Para ello, indica el informe, hacen falta estudios concretos. De este modo, se podrá estimar con mayor seguridad si un mayor nivel de estudios está relacionado con una menor tasa de desempleo. Esta relación inversa sí se observa en trabajadores, con o sin discapacidad, con una educación superior.
En cualquier caso, la Unión Europea ha implementado una estrategia de empleo que abarca a todos los países miembros.
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