Es verdad que nunca se vuelve a tener la plasticidad que tiene el cerebro durante la infancia. Pero también es cierto que la capacidad de aprendizaje no desaparece en toda la vida. Por lo que, si tienes más de cuarenta y te estás planteando estudiar una oposición puede ser un excelente momento.
Las ventajas de estudiar una oposición a los 40 años
Muchas personas encuentran dificultades a la hora de continuar con la actividad a la que se han dedicado la mayor parte de su vida laboral. A lo mejor han perdido su trabajo y cuesta incorporarse a un nuevo puesto porque los datos confirman que a partir de los 45 las oportunidades laborales descienden.
Continuar en la cresta de la profesión puede significar el sacrificar muchas horas ampliando formación o desarrollando la carrera dentro de la empresa. Esto supone unos altos niveles de competitividad en los que no te ves o no te apetece entrar.
Unas oposiciones para trabajar en la administración pública requieren de una preparación exigente y competir con muchas personas para pocos puestos con lo cual, la apuesta es fuerte. Pero las condiciones de la competición son transparentes y no entran en juego cuestiones que no atañan directamente al puesto. Esto será una ventaja para algunas personas.
Menos tiempo pero, quizás, mejor aprovechado
Hay quienes a partir de los 40-45 años están inmersos en tareas de responsabilidad y cuidados. Quizás no quieren afrontar las exigencias en cuanto a relaciones públicas que requiere una carrera profesional en el mundo de la empresa privada. Pero sí pueden sacar tiempo para estudiar una oposición que solo requiere encontrar el hueco para estudiar y, aunque se trate de un gran esfuerzo durante un tiempo, son compatibles con otro trabajo.
Tener vocación de servicio o ganas de estabilidad son otras de las principales motivaciones de alguien que se presenta a una prueba para acceder a empleo público.
A nivel cognitivo, el aprendizaje tiene que ver con la capacidad de relacionar conceptos por lo que la experiencia vital jugará en favor de las personas que aborden una oposición después de los cuarenta.
Algunas trabas con las que te encontrarás
Estudiar unas oposiciones obliga a dedicar unas horas al día al estudio. Dependiendo de la dificultad que tenga el temario, el número de temas o la cantidad de pruebas de que conste el examen se necesitará más o menos tiempo a lo largo del día o como cómputo general. Por lo tanto, si estás en el momento de crianza puedes verte con dificultades afrontarlo. Todo depende de los acuerdos a los que llegues en lo personal.
Si no estás trabajando podrás dedicarle más horas. Pero también significa que la presión será mayor porque tanto tus expectativas como las de quienes tienes cerca estarán previsiblemente condicionadas para que las saques en el menor tiempo posible. Cuando se es más joven dedicarle horas al estudio puede alargarse, en algunos casos, gracias a los progenitores. Pero llegada una edad tienen que servirte los recursos propios o la negociación que establezcas con las personas con las que compartes la vida.
Hay algunas oposiciones que tienen límite de edad como, por ejemplo, las que tienen que ver con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado. En la mayoría, la edad mínima son los 18 años y la máxima oscila entre los 30 y los 35.
Consejos para estudiar una oposición
Uno de los principales desafíos que hay que afrontar a la hora de estudiar una oposición es el de la planificación: para ello es fundamental tener en cuenta una serie de cuestiones.
1.Calcular el tiempo que se tiene y ser realista al respecto
De poco sirve hacer una estimación ambiciosa sobre la cantidad de contenido que se quiere asimilar si no tenemos bien calculado el tiempo que le dedicaremos. Divide el día en prioridades y repártelo entre las tareas ineludibles. De lo contrario, aparecerá la frustración por no poder abarcar todo lo que has propuesto. En cambio, sí cumples con el plan, la satisfacción de haberlo hecho mantendrá la motivación en alto. En la planificación es importante tener en cuenta también los periodos de descanso. Dales su tiempo porque son los que ayudan a continuar con la mente más despejada.
2. Gestionar bien las emociones
Luchar contra la frustración por la dificultad que implica la memorización o incluso la comprensión de lo que se estudia es una batalla que se libra con frecuencia. Tienes que saber que habrá momentos en los que tocará superar la monotonía o alejar las ideas derrotistas o sobre la propia valía. La constancia, una de las cualidades de las personas con más edad, será tu aliada y te ayudará a superar las crisis de autocuestionamiento.
3. Practicar técnicas de estudio para optimizar el proceso de adquisición de conocimientos
En el estudio hay diferentes fases: comprensión, memorización y repaso. El repaso es fundamental y será lo que garantice buenos resultados. Tendrás que hacerlo muchas veces, volver sobre el temario hasta que quede bien asimilado.
4. Automotivarse
Las leyes son arduas, pero trata de ponerte ejemplos prácticos donde podría aplicarse. Esta visión más práctica y lúdica te ayudará a fijarla.
5. Buscar ayuda
Una forma amena de afrontar unas oposiciones es hacerlo en compañía. En una academia tendrás el aliciente de estar en sintonía con personas en tu misma situación. Además, te ofrecerá un marco de referencia y consejos de quienes llevan mucho tiempo en contacto con opositores. Repasa con alguien que siga tu ritmo y tenga tu mismo nivel de responsabilidad.
Echa un vistazo a las oposiciones para las que puedes prepararte actualmente y ¡Mucha suerte!