Trabajar menos cobrando lo mismo es lo que lleva soñando la humanidad desde que tiene que vender su fuerza de trabajo. Y es cierto que la cada vez mayor digitalización de tareas lo está facilitando. Probablemente, por este motivo se multiplican las experiencias en la reducción de jornada en el mundo. El debate sobre su conveniencia se produce con mayor frecuencia, con diferentes resultados y conclusiones. ¿Es posible una jornada laboral de cuatro días?

Jornada laboral de cuatro días en España

En 2021, el Gobierno lanzó una iniciativa para impulsar la semana laboral de cuatro días en nuestro país. Este año, hasta 41 empresas con sede en España han presentado la solicitud a una convocatoria lanzada desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Su intención es implantarla y acceder a las ayudas estatales que se conceden. Esta convocatoria afectará a un total de 503 personas trabajadoras y supondrá un coste estimado en 2.831.017,60 €, según datos proporcionados por la Moncloa.

Sin embargo, todavía es pronto para que esta medida tenga una mayor repercusión. Siete de cada diez empresas considera que esta opción no es viable, según el último Informe Infoempleo-Adecco. Les resulta difícil prever que van a obtener suficientes beneficios como para mantener los salarios disminuyendo las horas de producción.

Países que trabajan cuatro días a la semana

Los experimentos en cuanto a la reducción de jornada laboral a nivel mundial se reproducen. Uno de los primeros en implantarlo fue el gigante de la informática, Microsoft, que llevó a cabo un experimento en Japón con resultados muy beneficiosos. A este intento le han seguido muchos otros en distintas zonas geográficas.

Hoy en día, una de las campañas más activas es la 4 Day Week Global en Reino Unido, Escocia y Gales, que pretende exportarse a otros países, como Estados Unidos, Irlanda, Canadá, Australia o Nueva Zelanda. En Europa ya se han hecho numerosas pruebas de esta jornada laboral en países como Suecia, Islandia, Bélgica, Alemania, Lituania y, recientemente, Portugal. Se habla del modelo 100-80-100, es decir, 100% de rendimiento, 80% de la jornada y 100% del salario.

Trabajadores con una jornada laboral de cuatro días

¿Compensa trabajar menos horas a la semana?

Es el caso del ayuntamiento de la ciudad sueca de Gotemburgo. En el año 2014 implantó en una residencia para personas mayores, y por un periodo de dos años, una jornada laboral de 30 horas semanales para todos sus trabajadores. Sin reducción del salario. Los resultados para los empleados fueron inmejorables, pero los sobrecostes en los que incurrió el consistorio provocaron que la experiencia no se repitiera, por el momento.

Desde el año 1999, en Francia existe por ley una jornada de 35 horas semanales. Lo que en principio se consideró una conquista en los derechos de los trabajadores, con el paso del tiempo y la dificultad para mantener una práctica que no llevaba aparejada la mejora en los modos de producción, provocó una sobrecarga en los trabajadores, la necesidad en las empresas de incrementar las horas extras y, por lo tanto, un encarecimiento de los costes laborales.

Algunas consideraciones que se deben tener en cuenta

El peso del sector servicios en el mercado laboral español, donde la atención al cliente o usuario tiene una importante presencia, hace que la implantación de una semana laboral corta suponga un reto en los costes laborales. Serían necesarios más trabajadores para cubrir todas las horas que se ofrecen los servicios. Y esto incrementaría el gasto en la empresa. El resultado es que difícilmente se verá con buenos ojos una reducción del tiempo de trabajo por el mismo salario.

Por otro lado, trabajar menos días a la semana podría significar en algunos casos que se trabajan las mismas horas repartidas en cuatro días. Esta es la solución que han encontrado algunas empresas. Ahora bien, incrementar las horas en la jornada diaria a cambio de trabajar un día menos puede hacer flaco favor a la conciliación. Además, los derechos de los trabajadores podrían verse afectados al no adecuarse la jornada a los estándares de salud laboral y empeorar dolencias como el estrés debido a la sobrecarga de trabajo.

La automatización de tareas forma parte del sueño del fin del trabajo tedioso y repetitivo. También favorece la idea de que el tiempo de trabajo puede reducirse sin que los beneficios se resientan. Pero el desafío que supone un mercado laboral excesivamente orientado a dar servicios, como es el caso de España, hace que esta idea todavía no se haya hecho un hueco suficientemente amplio en el imaginario empresarial.