Se insiste muchas veces en que la formación es clave para la empleabilidad. Numerosos estudios muestran que una persona con formación tiene más posibilidades de encontrar trabajo. Sin embargo, uno no siempre tiene claro en qué y cómo formarse. Te orientamos sobre cómo elaborar tu propio itinerario formativo.
Según el Informe Infoempleo-Adecco, el 42,4% de las ofertas solicita candidatos una titulación universitaria y el 30%, una titulación de formación profesional. En total, más de 7 de cada 10 vacantes van dirigidas a perfiles con al menos una titulación media. Aun si ya posees una titulación media, la formación puede seguir mejorando tu empleabilidad.
La actualización de conocimientos y la especialización son actitudes bien valoradas entre los reclutadores. Elaborar un itinerario formativo y llevarlo a cabo puede ayudarte a salir de un bache profesional o bien adentrarte en el mundo laboral, si estás comenzando tu trayectoria.
Cómo decidir en qué quieres formarte
El primer paso para poder elaborar el itinerario formativo es determinar el puesto o sector al que te quieres dedicar. Tus motivaciones pueden ser de dos tipos:
Para satisfacer preferencias personales
Hay campos profesionales que nos llaman más la atención que otros. Dentro de tus preferencias, puedes elaborar un listado de profesiones en las que te gustaría trabajar o que crees que se te darían bien. Si sabes a qué quieres dedicarte o cuentas ya con una trayectoria profesional, indaga en lo que puede resultar un aliciente para ti, bien porque te suponga una mejora salarial, bien porque constituya un reto personal. La motivación que mueve tus aspiraciones es muy potente y hace posible que superes barreras en principio insalvables.
Por cubrir una demanda
Dentro de las posibilidades que se te ofrecen en tu entorno, hay algunas que cuentan con mayor probabilidad. Puede que tengas contactos personales dentro del sector o empresa donde te gustaría que te contrataran. Los contactos personales son el primer vehículo, con diferencia, para encontrar un empleo. Por otro lado, puedes tener noción de un sector que actualmente está demandando muchos profesionales y que constituye una oportunidad. En ambos casos formarte en este marco puede aumentar tu empleabilidad.
Elegir la formación que te conviene
Una vez hayas determinado en qué rama de conocimientos quieres desarrollar tu itinerario formativo, es hora de concretar los estudios. En función de tu disponibilidad para dedicarte durante un tiempo a tu formación y del carácter de las enseñanzas, elegirás entre estas dos opciones:
- Titulaciones oficiales. Muchas veces el seleccionar esta opción indica que tienes tiempo para dedicarlo a los estudios y que no te apremia acabar la formación. Las titulaciones oficiales se extienden desde un curso hasta los tres, cuatro o más años en los niveles universitarios. No tiene por qué ser presencial, pero sí se requiere una gran constancia. Por otro lado, se trata de formaciones no tan específicas, pero que asientan las bases fundamentales de determinadas dedicaciones, sin las cuales es muy difícil o incluso no se puede ejercer la profesión para la que te quieres preparar.
- Formación complementaria. Cuando ya cuentas con una formación de base, las enseñanzas complementarias constituyen un marchamo para tu perfil. Además, te pueden proporcionar conocimientos y habilidades especialmente valoradas. Por otro lado, los contenidos suelen estar más en contacto con el mundo profesional. Esto puede significar una vía de entrada más directa y que amplíes tu red de contactos.
Una vez seleccionado el campo profesional y el tipo de estudios, ya solo resta atender a los detalles más prácticos. Por ejemplo, de dónde sacarás el dinero para financiarte la formación en caso de que tengas que realizar esta inversión. Ten en cuenta que para muchos itinerarios la formación puede ser gratuita, subvencionada o becada. O bien cómo combinarás tus estudios con el resto de tus obligaciones cotidianas.