Vivimos en un mundo imaginario, esto es, producto de la imaginación de las personas que crearon las cosas que nos rodean. En este sentido, la capacidad de crear es un valor imprescindible. Saber mirar de forma diferente, explorar nuevas posibilidades, dar respuestas alternativas a los problemas es una habilidad en alza, no solo en trabajos que exigen creatividad si no en cualquier puesto de trabajo.
En un mundo en el que, cada vez más, las tareas rutinarias y repetitivas las están realizando las máquinas, asistimos todos los días a nuevos procesos de automatización de labores que antes desempeñaban las personas. La apuesta para el futuro, por lo tanto, no es el desarrollo de destrezas como la acumulación de conocimiento, de datos, de información, si no de potenciar habilidades como el pensamiento crítico, esto es, analizar la realidad para extraer conclusiones propias, o la creatividad.
¿Qué elementos componen la creatividad?
La creatividad se compone básicamente de pasión, riesgo, autoconfianza y control de los materiales y herramientas, en el sentido de conocer cómo funcionan y las posibilidades que tienen.
La pasión está estrechamente vinculada a la motivación. Si tienes talento para algo, si eres capaz de aprender de forma natural alguna disciplina, esta facilidad te animará a invertir tiempo y energía en explorar, probar y ver desde otras perspectivas. Es importante conocerse para saber dónde se puede dar más de uno mismo. Pero también conocer a los demás y motivar para aflorar el talento.
Un elemento crucial en la creatividad es el riesgo. El error, el fracaso debe leerse en los procesos creativos como oportunidades. Descubrir cómo no funciona algo te permite conocer más sobre una técnica. En lugares como Google se premia (económicamente) el fracaso porque se entiende que la innovación va de la mano del riesgo, de no temer al fallo. Para innovar hay que tener audacia y el riego lleva implícito el error. Lo importante es continuar intentándolo, no rendirse o frustrarse ante los obstáculos. El error se analiza más que el éxito por lo que se extraen mayores aprendizajes.
Autoconfianza y trabajo en equipo
Para poder continuar investigando es necesario la autoconfianza, tener el convencimiento de que se podrán superar las dificultades, de que el camino lleva hacia un lugar y vislumbrarlo. La seguridad en las capacidades de uno mismo permitirá tener una visión global, en cierto modo permitirá atreverse a desenfocar o ampliar el campo de visión sin perder la perspectiva de lo que se busca.
Para ser creativo hay que partir del profundo conocimiento de las herramientas que van a servir para el desarrollo de una idea. Estos materiales pueden tener forma de saberes, técnicas, utensilios, códigos, en definitiva, elementos que ayudarán a construir y explorar y de los que debe aprenderse las posibilidades que tienen y sacarles el máximo rendimiento.
Por último, es interesante no pensar que somos capaces de obtener la respuesta a un problema de forma individual. La inteligencia colectiva siempre es mayor que la individual. Poner los procesos creativos al servicio de equipos, favorecer procedimientos donde lo individuos tengan libertad para crear y la generosidad suficiente para compartir ideas e indagar sobre las de otros generará un clima proclive a la creatividad.