Te encuentras esperando a la puerta de la entrevista de trabajo, esperando tu turno. Repasas mentalmente lo que vas a decir y sientes como los nervios afloran. Cuanto más piensas en ello más nervioso te pones. ¿A quién no le ha pasado en una entrevista de trabajo?

Lo extraño es que la entrevista de trabajo te deje indiferente, es un cambio importante en tu vida. Si es el puesto que deseas puede cambiar muchas cosas en tu trayectoria profesional y, por supuesto, has optado a él porque piensas que ese es el caso. Así que ponerse nervioso es normal.

Para evitar que no se note ese nerviosismo y mostrarte lo más seguro o segura posible, lo primero es conocer algunps de los síntomas más habituales e intentar evitarlos:

Hablar rápido o tartamudear.

Es casi instintivo, sin darnos cuenta empezamos a hablar de forma acelerada. Sin querer nuestras ideas se atropellan y, a veces, construimos las frases de forma inconexa. También hay personas a las que les ocurre lo contrario, les cuesta pensar y se suelen apoyar en multillas y construyen frases subordinadas interminables que dan rodeos a una idea y que por lo general acaban perdiendo el sentido. En ocasiones podemos hasta llegar a tartamudear o que nuestra voz tiemple por el nerviosismo.

En este caso sólo podemos ensayar e intentar enfrentarnos siempre que podamos a la incómoda situación de hablar en público. En una entrevista el tono de voz debe ser pausado, claro y fuerte que demuestre un carácter constante y calmado. Y por supuesto debes usar siempre un leguaje correcto, educado y sin muletillas. Un buen punto de partida es practicar con amigos y familiares.

Al hablar se breve y evita detalles innecesario así las ideas las transmitirlas de una forma más concisa y directa, evitando el riesgo de caer en frases enormes que hagan que se pierda el mensaje y no lleguen a ningún sitio.

Manipular alguna cosa

A veces nos tocamos el pelo, la cara, en ocasiones, el curriculo o un bolígrafo, aunque puede ser cualquier objeto. En realidad mostramos nuestra inseguridad y utilizamos el objeto como un escudo que está entre el entrevistador y nosotros. También ocurre que no podemos quedarnos inmóviles, nos resulta incómodo y no sabemos cómo colocar las manos, o como controlar nuestra expresión corporal ese “bolígrafo” es nuestra muletilla.

La única forma de evitar es ser consciente de ello y practicar posturas frente a un espejo con las posiciones que debemos tener, como ubicar nuestras manos y conseguir que demuestren seguridad evitando movimientos rápidos y agresivos. Un buen para darte cuenta de los gestos que puedas tener y de los que ni siquiera eres consciente es pedir a los amigos que te corrijan cada vez que ven un gesto tuyo en este sentido.

 Los sudores

En momentos de tensión es normal que aparezcan estas reacciones fisiológicas. Éstas son complicadas de controlar, así que tendremos que recurrir a remedios externos como un pañuelo o “klinex” en el bolsillo donde secar nuestras manos disimuladamente, un buen desodorante de esos que no transpiran, llevar chaqueta para que esos sudores no se hagan visibles, etc.

El truco es intentar que no se perciban, ante esto es realmente complicado poner algún otro tipo de remedio.

 La mirada que se pierde

Habrás notado que cuando una persona te habla mirándote a los ojos, con las pausas adecuadas y parpadea con un ritmo sereno, transmite mucha confianza. Eso es lo que debemos conseguir porque cuando nos ponemos nerviosos en ocasiones apartamos la mirada bajándola hacia el suelo, o subiéndola al techo, o incluso miramos fijamente casi sin parpadear o parpadeamos en exceso. Ser consciente esto es el primer paso para solucionarlo. Grabarte en video y visualizar tus reacciones y practicar frente a un espejo son herramientas que pueden serte muy útiles.

Como hemos dicho, el primer paso para evitar parecer nervioso es ser consciente de esos síntomas y practicar antes para intentar minimizar su efecto.  Si lo haces mejorarás mucho la entrevista.

En general debes conseguir hablar de forma pausada, que no lenta; pensando lo que vas a decir previamente y con un tono de voz fuerte y claro. Habla siempre en positivo y demuestra seguridad, no dudes en hacer ver tu virtudes evita decir frases como “yo creo que…”. Y sobre todo simplifica el mensaje, evita dar demasiados detalles que no son necesarios, no uses vocabulario que no domines, escapa de los rodeos y las frases largas, esto te tranquilizará y conseguirás que se entienda mejor. Mira también estas cinco claves que te ayudarán a superar tu entrevista.