Han sido muchos los avances conseguidos gracias a la incansable lucha de las mujeres en la defensa de sus derechos. Pudiera parecer sobre el papel que los derechos de hombres y mujeres están equiparados en sociedades como la nuestra o las de nuestro entorno, pero todos los días, en todos los ámbitos de la sociedad se ponen en evidencia prácticas discriminatorias que afectan a la vida diaria de las mujeres y que dificultan el acceso a determinados espacios tradicionalmente ocupados por hombres. Uno de esos ámbitos es el laboral.

Las tareas familiares siguen estando de forma mayoritaria en manos de las mujeres. Son ellas las que renuncian o postergan sus carreras profesionales por el cuidado de familiares dependientes, ya sea de hijos, familiares enfermos o personas mayores. Son quienes más trabajan a tiempo parcial, con la consiguiente merma de las prestaciones por desempleo o jubilación. También quienes, de forma mayoritaria, trabajan de manera ilegal en la limpieza de hogares o en el campo. Quienes restan tiempo personal para dedicarlo a las tareas domésticas. Pero también quienes tienen mayores niveles de formación.

El 8 de marzo, día internacional de la mujer, se celebra en todo el mundo los retos conseguidos, pero también se señala lo que queda aún por conseguir en cuanto a igualdad de derechos y libertades de las mujeres. Esta es la situación laboral a la que se enfrentan las mujeres en nuestro país.

Doble jornada, un solo salario

Según los datos de la última Encuesta de Empleo del Tiempo elaborada por el INE (Instituto Nacional de Estadística) un 92,2% de las mujeres realizan labores domésticas y cuidados de niños, ancianos y dependientes. El tiempo de media que utilizan a diario es de cuatro horas y media. Un 74,4% de los hombres realizan este tipo de tareas y dedican de media dos horas y media. Es lo que se llama la doble jornada.

Cuando se ha terminado la jornada remunerada fuera de casa, las mujeres dedican otra al mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos. Puede que sea este el tiempo que los hombres utilizan para alargar la jornada y mejorar su carrera profesional. El hecho es que las mujeres tienen en mayor medida jornadas a tiempo parcial. Tal como están organizados los horarios laborales, existen muchas dificultades para conciliar la vida personal y familiar.

Y, como expresan los datos, también son las mujeres las que hacen el mayor esfuerzo de conciliación. Muchas veces a costa de sus carreras. El resultado es menores cotizaciones y menor cuantía de las prestaciones, además de una saturación de responsabilidades a diario.

Cuidado de dependientes pequeños, mayores, enfermos ocasionales o crónicos

En el año 2012 el 94,98% de las personas que pidieron una excedencia por cuidado de hijos eran mujeres. También eran mujeres el 85,67% de las personas que solicitaron una excedencia en su trabajo por cuidado de familiares.

Según datos del INE de 2014, del total de personas que permanecen inactivas, es decir, que pese a que se encuentran en la edad de trabajar no buscan trabajo, y alegan como motivo “cuidar a dependientes”, el 97,2% son mujeres. La consecuencia es la dependencia económica y la pérdida de poder adquisitivo.

Una pértiga para saltar la brecha salarial

La llamada “brecha salarial” es la diferencia de salario entre hombres y mujeres que no queda justificada por la formación, el puesto, el tamaño de la empresa, la jornada que se realice, etc. La brecha salarial fue del 24% en España según la Encuesta Anual de Estructura Salarial con los datos del 2013.

En el año 2015 las mujeres tuvieron que trabajar 88 días más para ganar el mismo salario que los hombres, según los datos del informe sobre igualdad salarial elaborado por el sindicato UGT. Esta diferencia obedece a la trasnochada consideración de que el salario de la mujer es un salario complementario frente al del “cabeza de familia” y supone una clara discriminación por razón de sexo.

Sobrecualificación y menor empleabilidad

La empresa de recursos humanos Randstad ha elaborado un documento basado en los datos del INE de 2015 donde pone de manifiesto el incremento en un 23% de trabajadoras con estudios superiores en los últimos años (2002-2015). La brecha salarial, como decíamos más arriba, es la más alta desde hace seis años, por lo que una mayor formación de las mujeres no está contribuyendo a disminuir la brecha salarial.

El informe revela que el 47,9% de las mujeres que trabajan tienen estudios superiores, frente al 37,3% de los hombres, para los que la formación en estudios secundarios es mayoritaria con un 54,9%. Por lo que parece que para mejorar su empleabilidad las mujeres necesitan más formación que los hombres.

Pocos puestos de responsabilidad

Las mujeres siguen topándose con un techo de cristal cuando optan por llevar su desarrollo profesional al máximo y promocionar su liderazgo. Solo un 17% de las empresas del IBEX35 tienen mujeres en sus consejos de administración. Entre las grandes empresas españolas, la diferencia es aún mayor. Solo hay un 10% de directivas en las grandes compañías de nuestro país. A pesar de que, según concluye el Peterson Institute, un prestigioso “laboratorio de ideas” estadounidense en un reciente informe, un mayor número de mujeres en los puestos directivos tiene como resultado empresas más rentables.