El acoso escolar es una práctica que se debe erradicar de cualquier centro educativo. Hay que conocer el fenómeno para poder enfrentarse con efectividad. Por este motivo, desde hace años es objeto de estudio e investigación. Ya hay estrategias que pueden acabar con el bullying o al menos reducirlo al máximo. Formarse en este campo puede ser determinante para actuar con eficacia.
Las formas de acoso escolar se están sofisticando con la aparición de redes sociales. Muchos padres no terminan de ser del todo conscientes de esta realidad y no le dan importancia a mantener un adecuado control parental. Por otro lado, a los propios estudiantes les pasan desapercibidos todos los indicios y, cuando quieren darse cuenta, han tomado el papel de víctima o el de espectador que consiente la situación y no saben cómo hacerle frente.
Cómo detectar los primeros síntomas de acoso escolar
Para resolver la situación, está estudiado que la detección temprana es fundamental. Si se consiguen detectar las señales en casa, se habrá hecho un trabajo importante. Observar en un estudiante signos como los que enumeramos a continuación pueden dar la pista. Quizá no sean determinantes, pero son suficientes como para mantenerse en guardia:
- Está siempre triste o con carácter depresivo.
- Pierde el apetito.
- Pierde la ilusión por jugar o por practicar sus hobbies.
- Se niega a ir a clase.
- Muestra señales de golpes que no es capaz de justificar.
- Está continuamente nervioso y se queja de dolor abdominal.
- Ha modificado por completo el carácter y el comportamiento.
- Se niega a mantener un diálogo con adultos.
- Se despista continuamente y muestra falta de atención.
Hace tiempo que los centros de estudios y el profesorado son conscientes del acoso escolar y de que su implicación es necesaria para ayudar a disminuirlo. Las instituciones también están tomando partido, hay comunidades que establecen protocolos de actuación e incluso novedosos métodos, como el KIVa. Aún así, se requiere hacer mayores esfuerzos por todas las partes: alumnado, padres y tutores, centros de estudios e instituciones.
Lo que puede aportar un coach en el proceso
Desde el mundo del coaching, se ha visto que una orientación adecuada y profesional puede ayudar a acabar con el bullying. La Asociación Española de Coaching (ASESCO) propone una metodología efectiva para formar profesionales que faciliten las técnicas necesarias a cada uno.
Señala dos fases de análisis de la situación: primero, estudiar el caso concreto y las personas que están implicadas (el acosado, el acosador, los padres y el entorno familiar, y los profesores); después, identificar el tipo de acoso, es decir, tanto si es una agresión física como psicológica (aislamiento, insultos, intimidaciones o amenazas).
A partir de aquí se elaboraría un plan de actuación dirigido a las distintas partes que intervienen de un modo u otro en el proceso:
- A los padres se les facilitarán las herramientas necesarias para que aumente la comunicación en la familia y disminuyan las tensiones en este ámbito.
- A los profesores se les proporcionan herramientas específicas de coaching para poder dar el apoyo que se requiere desde su posición.
- Se mantendrán diálogos con la víctima, se tratará de mejorar la comunicación y que se exprese sin miedo, pues su silencio es clave para que el acoso se perpetúe.
- Mantener el diálogo con el acosador es igual de importante. Debe conocer las consecuencias de sus actos y se ha de tratar que supere lo que muchas veces lleva a agredir, que son las propias inseguridades.