Vivimos sumergidos en un mundo comunicativo, con diferentes vías y canales por donde se producen el intercambio de mensajes. Saber comunicarse es una habilidad imprescindible tanto para acceder a un puesto de trabajo, como para realizar las tareas de las que somos responsables, para promocionarse o para poner límites cuando es necesario. Estos consejos te ayudarán a mejorar tus habilidades comunicativas y dar un impulso a tus objetivos.

Las reglas de una buena comunicación

Para comunicarnos, para expresarnos adecuadamente, la primera regla es escuchar. Hacer una escucha real, sincera, activa, que te permita incorporar la visión de tu compañero de conversación a tu discurso. Esto resultará sumamente atractivo, porque animas a la otra parte a acompañarte en tu idea. Y también a poder empatizar abriendo un canal de confianza con tu interlocutor. El valor y la credibilidad de tus palabras ganan en un ambiente de confianza que hay que construir.

Nos comunicamos con todo nuestro cuerpo, esto es, la comunicación no verbal. Desde los gestos en la cara, distancia interpersonal o la postura corporal. Una de las formas más efectivas de decirle a la otra persona que tenemos interés en lo que dice, que tenemos el canal de comunicación abierto, es mantener el contacto visual. Sin que sea continuado, porque podría resultar intimidatorio, pero mirar a los ojos mientras se habla o escucha es un truco sencillo para estar conectado con tu interlocutor.

Las reglas de una buena comunicación-habilidades comunicativas

Saber vestirse entra dentro de las habilidades comunicativas

Otra dimensión de la comunicación es la indumentaria. El aspecto físico es un potente comunicador que habla por nosotros antes de que se diga la primera palabra. Por eso hay que jugarla a favor y utilizarlo de manera, preferentemente neutra, en encuentros profesionales. Pero también tiene que ver con el estado de ánimo. En la medida en la que estás cómodo con lo que llevas puesto ganas en seguridad y autoestima. En una entrevista, cuando quieres conseguir algo en una reunión importante elige prendas y complementos que te favorezcan, pero que a la vez estén acordes con la situación. De lo contrario, si sientes que lo que llevas no va contigo puedes sentir cierta inseguridad por ser algo impostado, aunque sea acorde a la situación. Evita prendas demasiado llamativas, para que tu vestimenta no reste protagonismo a lo que tienes que decir.

El uso intensivo de la mascarilla ha hecho que la expresión facial, tan fundamental, se vea limitada. Para poder suplir esta carencia es importante dar más expresividad a los ojos o acompañar las palabras con otras partes del cuerpo para enfatizar tu discurso. También por efecto de la mascarilla la voz no llega tan directamente al oído de quien nos escucha. Así que vocalizar bien y hablar de frente será la mejor manera de comunicarse en este contexto.

Cuida todos los aspectos de la comunicación verbal

Dentro de la comunicación verbal, hay que tener en cuenta varias cuestiones para construir una buena habilidad comunicativa.

  • Prepara el encuentro. Si vas a entrevistarte con alguien para un posible ascenso es interesante encontrar algo en común con ella, quizás alguna afición que compartáis, para tener un recurso a mano con el que aportar cercanía o dar calidez a la conversación.  Averigua si se trata de alguien campechano, o si es alguien muy rígido y poco amigo de las bromas para adecuarte a su tono. Investiga estas cuestiones para tener herramientas a la hora de generar un buen ambiente que te sea propicio. Lleva también preparadas posibles respuestas para que no te pille sin argumentos (o minimizar al menos el desconcierto si hay un comentario que no te esperas)
  • Ordena tu discurso. Empieza por poner en contexto a quien te escucha. Ofrece información para ubicar bien el tema y ve dirigiéndolo hacia donde te interesa: el planteamiento. A continuación, tus conclusiones. Si no conoces a las personas trata de hablar sin dar por sabidas cosas, no siempre se está en el mismo código y puede resultar chocante o incomprensible cuestiones que para ti son obvias.

Asegúrate de que tu interlocutor te acompaña

Acércate a la idea central con garantías de que tu interlocutor te escucha y está implicado. El mejor truco es mirar a los ojos y asegurarte de te está entendiendo salpicando tu discurso con fórmulas como: ¿me estoy explicando? O ¿se entiende lo que quiero decir?

En este sentido, utiliza un lenguaje directo, pero no agresivo. Las fórmulas como, me gustaría saber si…, estoy pensando que…, ¿Qué te parece sí…? Invitan a tu interlocutor a participar. Cuida también el tono, es importante que no resulte prepotente, porque eso aleja y pone una barrera comunicativa.

No pierdas la oportunidad de agradecer y ser cortés. De forma moderada, de lo contrario puede provocar algo de rechazo. Da los buenos días, pregunta por algo que esa persona te haya comentado anteriormente y que pueda servir para romper el hielo el inicio de la conversación.

Asertividad y habilidades comunicativas para la diversidad

Y algo fundamental: aprender a decir no, sin utilizar la palabra no. En comunicación la palabra «NO» es una palabra fuerte, que bloquea el flujo de comunicación. Utilizar expresiones que sirvan para poner límites evitando la palabra “NO” será un reto importante. Pero necesario. La asertividad viene en ayuda de este ejercicio. Para ello explica todo lo posible (sin entrar donde no quieras entrar) tu respuesta. Y expresa que entiendes las razonas de la otra persona. Pero hay que ser claro, para no dar oportunidad de alargar la conversación con insistencias.

Por último, no siempre tenemos enfrente a una persona que cuenta con los mismos canales de expresión o percepción, de comunicación, en general. Hay personas que utilizan otras vías. Aprende a comunicarte teniendo en cuenta a tu interlocutor. Sirvan estos ejemplos de consideración hacia tu interlocutor con diversidad funcional: Si es alguien que va en una silla de ruedas, toma una distancia lo suficientemente alejada para que no se sienta incomodado por la diferencia de altura. Si es una persona ciega, no la tomes directamente del brazo para ayudarla: pregunta antes si necesita tu ayuda. Si tienes dudas sobre cómo hacer algo, díselo de una forma respetuosa.