Después de un período de duro trabajo o de gran esfuerzo muchas personas piensan en tomarse un descanso. Un tiempo en el que puedan estar alejadas de las obligaciones que les han ocupado hasta ese momento. Ya sea tras acabar los estudios o un proyecto de trabajo. Es lo que se llama año sabático. Pese al estigma que puede suponer estar un tiempo sin trabajar o estudiar, estos tiempos dedicados a uno mismo son especialmente productivos. Si sabes cómo aprovecharlos. Descubre aquí cómo hacerlo.
En qué consiste un año sabático
Aunque contiene la palabra «año», un año sabático no tiene porqué tener una duración de 12 meses. En realidad, la duración no es lo más importante de este concepto. Sino sus objetivos. Por una parte, dejar la actividad que nos ha tenido ocupados hasta entonces. Los estudios o el trabajo. Por otra, iniciar otras actividades que nos reporten beneficios. Ya sea de salud, mentales o encaminados a mejorar nuestras competencias o habilidades.
Con estas premisas en cuenta, estos períodos suelen dedicarse a viajar, aprender o mejorar un idioma extranjero, asistir a conferencias o realizar cursos. Cualquier actividad que pueda reportarnos un beneficio en el futuro. Y en muchos casos, que nos alejen del estrés en el trabajo.
Cómo sacar el mayor partido a tu tiempo
Un año sabático no es sinónimo de inactividad o de completo ocio. Es un tiempo que se dedica a aprender o mejorar conocimientos o habilidades. Pero sin la presión impuesta de otros. Por propia iniciativa y con una alta motivación interna. Sin embargo, sin una correcta planificación puede acabar convirtiéndose en un desastre.
Dos cosas son fundamentales antes de iniciar este período. Una es si te lo puedes permitir. La otra, plantearte qué quieres hacer exactamente. Ambas están estrechamente unidas. Si tu objetivo es hacer un posgrado en una universidad privada en el extranjero, pero no tienes una beca ni ingresos suficientes para costear estos estudios, tu proyecto se vendrá abajo.
Una vez que has estudiado estas dos variables, planificarte será más fácil. Siguiendo con el ejemplo anterior, debes buscar y conseguir con antelación becas que te den la financiación que te falta. O bien plantearte otros estudios menos costosos que puedan compatibilizarse con un trabajo a media jornada.
Sea cual sea tu objetivo, lo importante es que busques el lugar que se te adapte mejor a tus intereses y presupuesto y estudies el calendario de actividades y compromisos que tengas que adoptar.
Recuerda que, en general, deberás dedicar el doble de tiempo de tu año sabático a planificarlo. Esto significa que si planeas estar alejado de tus obligaciones 12 meses, la planificación deberá durar al menos dos años.
¿Y si algo falla?
La vida está llena de imprevistos. Por mucha planificación que hayamos tenido, siempre puede salir algo mal. Las consecuencias serán menores si tienes un plan alternativo.
Retomando el ejemplo que hemos visto sobre un posgrado en el extranjero, podrías no conseguir financiación o no ser capaz de compatibilizar los estudios con un trabajo. Mientras esperas la resolución de tu beca, infórmate sobre planes de voluntariado que estén conectados con tus intereses. Seguramente podrás encontrar alguno en el que puedas mejorar las competencias que desarrollarías en el posgrado que buscas. Y su coste sería muchísimo menor. En algunos programas de voluntariado se certifican las competencias adquiridas.
Si lo que buscabas era mejorar tus competencias en un idioma extranjero, puedes realizar un curso o bien trasladarte a trabajar a otro país.