Las conversaciones sobre dolencias derivadas del trabajo de oficina son cada vez más comunes en ascensores y cafeterías. Un número creciente de actividades deportivas nacen alrededor de las oficinas para aliviar el sedentarismo derivado del trabajo con ordenadores y otros dispositivos. El nivel de exposición a pantallas, los movimientos repetitivos en el teclado del ordenador, el uso intensivo del ratón o del touchpad del portátil provoca dolores en la espalda, dedos, manos y brazos. Una particular inclinación del cuello que ya tiene nombre propio: el text neck, que hace referencia a esta perjudicial postura que adopta el cuello cuando miramos pantallas. Son los males que genera el trabajo con ordenadores, portátiles y demás. Estas son algunas de las lesiones que más se repiten en los trabajos de oficina.
Las TIC avanzan y también los trastornos asociados a su uso
Este empleo intensivo de pantallas para trabajar, la hiperconectividad que proporcionan el uso de múltiples dispositivos empiezan a pasar factura en la salud de la población activa debido al abuso, la mala práctica o el manejo inadecuado de dispositivos, posturas incorrectas o sobrecarga de tareas.
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el trabajo (INSST) ha publicado un informe en el que se exponen las dolencias más comunes en los trabajos que utilizan ordenadores y otros dispositivos (tabletas o smartphones) para trabajar. El estudio “Trabajo con PVD: riesgos derivados del avance de las TIC” analiza mediante una encuesta a nivel internacional las consecuencias que el uso de dispositivos tiene para la salud de quienes trabajan con ellos.
Las conclusiones seguro que te suenan. Las afecciones que declaran con mayor frecuencia las personas en el cuestionario se clasifican en tres tipos. Las alteraciones visuales, los trastornos musculoesqueléticos y el tecnoestrés.
Trastornos y lesiones en la vista
El uso generalizado de dispositivos para trabajar en cualquier momento y lugar hace que las condiciones en las que se utilizan no cumplan con los parámetros de salud necesarios para desarrollar estas tareas sin riesgo. Es cada vez más frecuente que aparezca la fatiga visual por la sobreexposición a las pantallas. Se produce por mirarlas sin una luz adecuada o un exceso de exposición.
Una de las alteraciones más frecuentes es la sequedad ocular ocasionada por un menor parpadeo. Esto provoca una lubricación deficiente de los ojos. Como resultado picor, ardor o enrojecimiento de los ojos. Es bastante común que se produzca visión borrosa, que desaparece cuando se descansa, o la dificultad para enfocar objetos.
Trastornos musculoesqueléticos: lesiones en manos, hombros y brazos
Las malas posturas derivadas de la utilización de portátiles, teléfonos o tablets en lugares donde no se puede adoptar una postura saludable también está provocando multitud de lesiones en el cuerpo. Los movimientos repetitivos, como el uso excesivo del pulgar que se hace con los teléfonos derivan en dolencias específicas. La falta de apoyo de la espalda para trabajar sobre un portátil que está encima de las piernas es otro de los clásicos. El uso de pantallas pequeñas obliga a acercarse demasiado a la pantalla lo que provoca una postura que termina generando dolores cervicales al cabo de las horas, contracturas y hormigueos.
Los movimientos repetitivos sobre los teclados y la tensión en las manos por la falta de apoyo provoca con frecuencia en el síndrome del túnel carpiano en el que duele con intensidad el lado palmar del dedo pulgar o las tendinitis en el hombro o codo (epicondilitis).
Trastornos psicosociales, estrés y sobrecarga
El avance de las TIC, el desarrollo de las tecnologías en la nube, permiten trabajar en cualquier lugar y a cualquier hora. La hiperconectividad y el teletrabajo hace posible el que la jornada deje de ser fija para pasar a ser líquida. Estar siempre disponible dificulta el control sobre los momentos de trabajo y de descanso y, en demasiadas ocasiones, un alargamiento de la jornada.
Entre las consecuencias está la sobrecarga de trabajo, entre otras causas, provocado por la posibilidad de estar en modo multitarea. Los entornos digitales y en remoto facilitan que se sufran continuas interrupciones sobre lo que se está haciendo. Así es difícil mantener un flujo de trabajo continuado y eficiente. Estas interrupciones conllevan a veces la petición de más tareas que se añaden. Todo esto son generadores de estrés que van acumulándose a lo largo de la jornada y la posibilidad de sufrir lesiones en aumento.
Los perjuicios de una falta de reconocimiento del trabajo en persona
Una gestión ineficaz del correo electrónico, la lentitud de los equipos o el mal funcionamiento de las aplicaciones son otros de los motivos que elevan el nivel de cortisol. Por otro lado, también la inadaptación a la tecnología. Esta puede provocar su rechazo o fobia o, lo contrario, su adicción o el aislamiento. Ambos son otros de los riesgos psicosociales sobre los que se alerta en el estudio.
Y algo que muchas veces pasa desapercibido pero que es fundamental para el bienestar y la percepción sobre las propias competencias o el valor de lo que se hace. En el modelo de teletrabajo la supervisión y el reconocimiento no se hace en persona si no que se ofrece una evaluación del desempeño mediante datos fríos, como, por ejemplo, presentar los datos de los objetivos conseguidos en una tabla. La no devolución en persona sobre las tareas que se realizan y la falta de apoyo que pueden suponer los compañeros como moduladores de estrés son cuestiones que empiezan a pesar en estos nuevos modos de trabajo.