Según la Unesco, debería haber una persona dedicada a la orientación psicopedagógica por cada 250 alumnos. Actualmente, en muchas regiones de España, la ratio es de 700 alumnos por orientador. Esto significa que se requieren muchos más profesionales que puedan desempeñar las funciones de orientación en los centros educativos. La Guía de Empleo en Educación la recoge como una de las diez profesiones con futuro en el ámbito educativo.
En qué consiste la profesión de orientador psicopedagógico
El personal de orientación puede encontrarse tanto en centros de primaria como de secundaria. Entre las tareas que desempeñan los orientadores, no solo están las de aconsejar trayectorias y detectar problemas de aprendizaje. También se dedica a intervenir en situaciones de acoso escolar, o de prevenirlas, a ver las causas del abandono escolar y encontrar soluciones, y a tratar otro tipo de escenarios que tienen lugar en los colegios e institutos.
Día a día, la labor de estos profesionales ayuda a que todo el alumnado aprenda según sus necesidades y obtenga los conocimientos adecuados a su nivel escolar. Además, contribuye a mejorar las relaciones en la estructura social de los centros, atendiendo a las incidencias que se van produciendo. Estos son algunos de sus cometidos:
- Realizan pruebas psicopedagógicas para evaluar determinados problemas del aprendizaje.
- Elaboran materiales para las acciones tutoriales que proporcionarán el apoyo que se precisa para atender a cada necesidad.
- Requieren la implicación de las familias, por lo que se reúnen a menudo con las que se consideran conveniente.
- Ponen en conocimiento del equipo directivo las problemáticas que se dan en el centro y coordinan acciones conjuntas para resolverlas.
Prepararse para ser orientador psicopedagógico
Por lo general, las personas que se dedican a la orientación psicopedagógica tienen titulación universitaria en Pedagogía, Psicología o Trabajo Social. Completa la formación el Máster en Psicopedagogía, que antes era una carrera. Si se quiere trabajar en un centro público, se ha de contar también con el Máster Universitario de Profesorado (MUP) o el antiguo Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP).
Por otra parte, tal como señala Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España, “también es imprescindible mucha formación complementaria sobre todo en convivencia, habilidades sociales, gestión, trabajo en equipo, así como en trastornos del aprendizaje”.
Además, la formación continua es muy exigente. Por un lado, hay que conocer la oferta educativa que existe en el momento actual. Y no solo en nuestra región, también conviene saber lo que sucede en otras zonas de España o incluso qué se puede estudiar en otros países. Por otro lado, hay que seguir las novedades en el ámbito del diagnóstico de dificultades de aprendizaje, así como en convivencia y comportamiento humano.
Con respecto a las habilidades que definen al buen profesional de la orientación psicopedagógica, Ana Cobos nos ilustra de nuevo: “Nuestro trabajo se realiza en entornos sociales y se dirige siempre hacia personas, por eso te tienen que importar las personas y ser empático. A la vez, es necesario ser emocionalmente fuerte para poder convivir con problemas importantes de las personas sin venirte abajo con ellos”.