Hay tantas categorías laborales como empleos existen. Sin embargo, hay una categoría muy clara y, en ocasiones, muy denostada: las profesiones de cara al público. Tienen un punto en común: atender y tratar con personas, lo que puede llegar a ser complicado y cansado. Pero como en cualquier familia laboral, tiene sus ventajas e inconvenientes, además de diferentes profesiones.
Ventajas y desventajas de trabajar de cara al público
Trabajar de cara al público exige amabilidad, simpatía, habilidades comunicativas e incluso dotes comerciales. Son algunas de las claves para tratar directamente con el cliente, las cuales dependen en gran medida de la personalidad del trabajador y de su capacidad para desenvolverse con soltura entre los clientes.
Las ventajas y los inconvenientes de trabajar de cara al público tienen que ver con las situaciones más que con las tareas a desempeñar. Tienes la oportunidad de estar rodeado de personas, hablar con ellas y darles un buen servicio. Sobre todo si crees en aquello que haces y eres una persona social y comunicativa, disfrutarás de tu trabajo. Sin embargo, si pasas por un momento en el que necesitas soledad y recogimiento, tendrás que forzar la soltura social, y esto puede llegar a ser un castigo.
Por otro lado, pese a que te pueda gustar trabajar en un ambiente social, siempre hay quienes te estropean el día debido a su exigencia o incomprensión. En estos casos, hasta la persona más paciente y amable puede perderla. Aparte, cuando trabajas de cara al público, no se te permite tener un mal día, estar de mal humor o perder la sonrisa.
Si el trabajador está motivado, le gusta lo que hace, tiene un buen día y el cliente es amable, la gran ventaja es que se consiguen solucionar problemas y obtener el merecido agradecimiento. Cuando se tiene un mal día y también lo tiene el cliente, los inconvenientes empiezan a pesar demasiado sobre las ventajas.
Las profesionales más habituales
Recepcionista
Un recepcionista tiene que gestionar las reservas o las citas y atender posteriormente a los clientes. Sin embargo, sobre todo en el sector hotelero, esta profesión entraña algo más: amabilidad, hacer sentir a la persona como en casa, ofrecer buenas recomendaciones para visitar, etc. Un recepcionista es la carta de presentación de una ciudad o negocio, por lo que exige buenos modales, buena presencia y un plus de simpatía.
Camarero
Saber trabajar bajo presión sin perder la compostura es uno de los pilares para ser un buen camarero. Más allá de tener habilidad con la bandeja, tener equilibrio con los platos o saber tirar bien una caña, al camarero se le exige amabilidad, buena atención y servir el pedido a tiempo y sin equivocaciones.
Dependiente
A un dependiente se le pide saber organizar el espacio, gestionar el stock y colocar la mercancía (incluso tener buen gusto estético a la hora de disponer un escaparate o los productos). Sin embargo, también se le exige buena atención y tener dotes comerciales, pero siempre respetando la decisión y los gustos del cliente.
Guía turístico
Se trata de una profesión reciente, o al menos que ha adquirido un nuevo enfoque: ser muy social y cercano con los visitantes es importante para ser un buen guía turístico. Los turistas quieren conocer a fondo la historia de una ciudad mientras disfrutan de un buen paseo. Por lo tanto, el guía, además de un gran conocedor de la historia, tiene que ser resuelto, simpático y con gancho.
Comercial
Para este empleo, las dotes de venta son imprescindibles. De hecho, un buen comercial cree firmemente en su producto y así te lo presenta. Por lo tanto, saber hablar con los clientes, ser convincente y resolutivo deben ser características innatas del comercial.