Con la llegada del verano el campo está rebosante de productos que hay que recolectar. El sector agrícola contrata en diferentes regiones del país a personas para las distintas campañas, de forma temporal. Son los llamados temporeros y pese a que ya está bastante regulado siguen produciéndose situaciones de explotación laboral, condiciones de alojamiento muy precarias e incumplimientos sobre los requisitos de prevención y riesgo para la salud.
La voz de quienes sufren estas precarias condiciones laborales apenas se oye. Denunciar estas situaciones conlleva el riesgo de que no se cuente con ellos para la próxima temporada o directamente malograr la presente. Solo bajo anonimato estos trabajadores se atreven a ofrecer testimonio en los que se denuncian irregularidades que llegan a calificar de esclavitud por las durísimas condiciones en las que trabajan.
30 euros por diez horas en los trabajos de temporada en el campo
Según los diferentes convenios territoriales del campo el precio por jornada, habitualmente de ocho horas, es de 53-55 euros al día, dependiendo del convenio provincial que corresponda, entre 5,85 y 6,18 euros hora. El cumplimiento del convenio y el trabajo regular no es la norma en el campo en estas épocas en las que el tiempo apremia para que la recogida de los productos se haga en el mínimo tiempo posible debido a las características de rápido deterioro y maduración de los alimentos. Esto da lugar a muchas irregularidades. En el campo se trabaja habitualmente a destajo lo que significa que las jornadas pueden alargarse hasta las doce horas.
Y cuando no hay un contrato por medio los precios no son esos ni mucho menos. Se puede llegar a cobrar 30 euros por trabajar durante diez horas. La falta de cumplimiento con la cotización en el Sistema Especial Agrario, es otra de las infracciones habituales que se denuncian. En muchos casos se cotizan los primeros días y si no acude una inspección laboral no se cotiza más por ese trabajador pese a que continúe acudiendo al campo y recibiendo un jornal “en negro”.
Muchos trabajadores y organizaciones sindicales denuncian que los intermediarios abusan del papel que ejercen entre ellos y las empresas del sector agroalimentario. Se quedan con parte del ya precario salario por lo que son necesarias más horas para conseguir un salario digno.
La más reciente en saltar a la palestra ha sido la denuncia de temporeros en Castilla- La Mancha. Denunciaban que llevaban dos meses sin recibir el sueldo. O precios de jornal muy reducido como el que se recibe por la recogida de la lechuga, a dos céntimos la pieza. Las condiciones de trabajo también dejan mucho que desear, afirman. Trabajan con ropa inadecuada o asumen jornadas de doce horas. Apoyados por el sindicato CCOO han conseguido el pago de los salarios que se debían y se les ha proporcionado herramientas e indumentaria adecuada para desarrollar la labor. La negociación directa entre trabajadores y empresa, sin la intervención de los intermediarios, ha sido la que ha posibilitado el acuerdo.
Españoles temporeros en la vendimia francesa
Aunque igualmente duras las condiciones de los trabajadores españoles temporeros en Francia difieren bastante en cuanto a condiciones y precios. Quince mil temporeros españoles acudieron a la campaña de la vendimia en el país vecino el año pasado. Entre ellos muchos universitarios que esperan ganar el dinero suficiente para pagarse la matrícula del curso. Las opciones para afrontar el pago de la universidad se multiplican en verano. Consulta nuestras ofertas.
La hora trabajada se pagó en Francia en 2016 a 9,7 euros. Este es el mínimo pero el precio aumenta en función de la categoría en la que se trabaje. Puede llegar a cobrarse hasta 10,21 euros la hora. Los temporeros españoles suelen trabajar «a destajo» pese a que la jornada laboral en Francia es de 35 horas semanales. Esta jornada puede ampliarse hasta las diez horas diarias y a 48 por semana. El objetivo es venirse con un sueldo que varía de los 1.500 a los 2.000 euros después de descontar el alojamiento y la manutención.
Las diferentes campañas de recogida de frutas y verduras, que se inician en enero con la de la aceituna y finalizan hacia septiembre- octubre con la uva, proporcionan empleo a muchos trabajadores de países cercanos como Marruecos o Portugal que muchas veces encadenan campañas en lo que se llama rueda temporera. En Enero se contaban 170.000 temporeros regulados de los cuales el 70% fueron de origen extranjero. Una de las principales problemáticas en estos casos en la subcontratación ilegal que provoca condiciones de trabajo y de alojamiento muy precarios e indignos.