¿Has pensando alguna vez en trabajar de repartidor? De hecho, ¿sabes qué tareas implica este empleo cada vez más demandado? Repartir no es solo conducir todo el día y llevar mercancías o productos de un lugar a otro. Algunas de las tareas de este trabajo consisten realizar una buena planificación o en disponer la carga para que el reparto sea rápido y eficaz.

En definitiva, un buen repartidor ha de tener unas destrezas y habilidades muy concretas para desarrollar bien sus funciones.

¿Qué funciones tiene un repartidor?

Desde un ramo de flores hasta muebles, pasando por la compra de la semana, un repartidor es más que la persona que conduce para llevar estos productos de un punto A a un punto B. De hecho, hoy en día hasta puede ir en bici y trabajar a través plataformas en las que las personas solicitan un artículo puntual (y relativamente urgente), como comida, pilas o pastillas para el dolor de cabeza.

Lo habitual es que el repartidor trabaje solo, excepto si se trata de grandes mercancías como muebles o electrodomésticos. Así que son muchas las tareas que recaen en una sola persona. Además, al trabajar de cara al público y sorteando el tráfico, los problemas que surjan en su día a día pueden ser muy variados. La planificación, por tanto, es imprescindible. Y no hay que olvidar que es la cara visible de la empresa, por lo que la amabilidad es importante.

El repartidor planifica el horario y la ruta, carga la furgoneta de manera que la mercancía esté dispuesta por orden de entrega, descarga los productos, gestiona los recibos con el cliente y, en ocasiones, hasta cobra. Incluso a veces se encarga de visitar a los clientes y tomarles nota del pedido, por lo que también es responsable de las ventas o de promocionar nuevos artículos. Además, tiene que rellenar registros, mantener la furgoneta limpia y cumplir con las fechas de entrega, sobre todo si ha de recorrer largas distancias, lo cual implica pasar tiempo fuera de casa.

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Habilidades que se requieren

Dependiendo del tipo de vehículo que use, el repartidor puede necesitar, además del permiso necesario para conducir un coche o furgoneta “ligera” (B), los carnés C (para automóviles de entre 3,5 o 7,5 toneladas) y D (de más de 7,5 toneladas). Este requerimiento, por lo tanto, es indispensable, pero hay otros más relacionados con la capacidad de desempeñar este trabajo correctamente.

Al repartidor le ha de gustar conducir, pues es lo que hará la mayor parte de su jornada laboral, pero también ha de conocer su área de reparto e incluso el nombre de las calles. Además ha de ser puntual, responsable y amable, tener don de gentes (incluso dotes comerciales), ser capaz de seguir un horario y saber gestionar los imprevistos o las emergencias. Si trabaja con productos pesados, ha de estar en buena forma física. Y también ha de ser capaz de hacer reparaciones menores del vehículo.

¿Te esperabas que un trabajo de repartidor implicara tantas tareas y tan diferentes? Repartir no es solo conducir y llevar productos de un lugar a otro, sino que también implica una serie de habilidades comunicativas, de gestión y de responsabilidad imprescindibles para que el trabajo salga bien.