En un pasado no tan lejano todavía imaginábamos que los robots vendrían a facilitarnos el trabajo, a hacer nuestras vidas más confortables. Sin embargo, estamos asistiendo con asombro a cómo la automatización sustituye ciertos trabajos, y la transición que exige incorporar nuevas habilidades supone un gran desafío. El temor a perder el trabajo frente a una máquina crece, por lo que adquirir competencias tecnológicas es fundamental. ¿Has comprobado qué potencial de automatización tiene tu puesto?

Robotics para hacer rápidas y eficaces tareas de back-office

Ya son muchos los procesos que se ejecutan mediante automatización. Se trata de actividades muy rutinarias que reducen los tiempos al máximo y minimizan los errores que los humanos cometemos. Se trata de la tecnología RPA (Robotic Process Automations), que también se conoce como Robotics. Este tipo de tecnología consiste en el uso de un robot para interactuar con software como si lo hiciera una persona. Un ejemplo del tipo de trabajo que hace una RPA podría ser este: la recogida de los datos que se obtienen cuando un usuario aterriza en una página web y se suscribe para recibir sus contenidos. La RPA recoge esos datos y elabora un archivo con la información segmentada de las personas que se han suscrito, envía un correo electrónico al responsable y el contenido específico a cada usuario. Todas estas tareas de back-office se ejecutan de una manera ágil y sin errores.

Pero esta tecnología también tiene limitaciones. Solo son capaces de seguir procesos basados en reglas lógicas, y no están suficientemente desarrollados para detectar patrones o descifrar imágenes. No son del todo autónomos.

Máquinas aprendiendo solas gracias a la IA

Máquinas aprendiendo solas gracias a la IA

La Inteligencia Artificial (IA), otra de las tecnologías clave en la automatización, sí es capaz de extraer significado de imágenes, texto y lenguaje humano. Puede aprender e interactuar con los seres humanos de una forma orgánica y natural. La Inteligencia Artificial encuentra patrones, hace predicciones basadas en esos modelos y los utiliza para tomar decisiones. Casi casi como un humano.

La fusión de ambas tecnologías, la RPA y la IA es el camino que se está emprendiendo actualmente, según el informe de Deloitte “Automation with intelligence” la posibilidad de que las máquinas, de manera inteligente, se encarguen de los procesos de automatización.

De los jobs a los superjobs gracias a la automatización

La incorporación de estas tecnologías a los flujos de trabajo demanda nuevas habilidades en el mercado laboral. Aquellas en las que los seres humanos somos buenos. Somos creativos, imaginativos, estratégicos, tácticos y tenemos capacidad para inventar. También somos emotivos y empáticos. Las habilidades basadas en estas características, como la resiliencia, la capacidad de resolución de problemas de forma creativa o la orientación al cliente ganan ahora mucho más valor.

Pero son cada vez más imprescindibles las habilidades tecnológicas. Cerrar la brecha digital es fundamental para dotar a las plantillas de capacidades adaptadas a las necesidades actuales. La formación continua en las empresas favorece estos procesos de reskilling y upskilling para transformar competencias en desuso por aquellas indispensables de cara al futuro.

Se habla de superjobs, es decir, la realización de tareas tradicionales asistidas por las máquinas, lo que dará como resultado profesiones sumamente enriquecidas gracias a la tecnología. Por ejemplo, un docente con toda la tecnología a su alcance para que pueda enseñar a su alumnado a través de la realidad aumentada. Una cirujana que pueda operar en tiempo real a distancia. Para ello será fundamental que estos profesionales sepan poner al servicio de la esencia de sus oficios la tecnología.

El potencial para el teletrabajo de muchos puestos

Otro de las trasformaciones que se están produciendo en el mundo del trabajo es la posibilidad de trabajar en remoto. Muchas tareas que antes de la pandemia se realizaban en las oficinas y centros de trabajo se pueden realizar ahora desde cualquier sitio con una conexión a internet. Las empresas han incorporado en tiempo récord protocolos de teletrabajo y son muchas las que valoran continuar de una manera híbrida cuando superemos la crisis sanitaria, parte de la semana laboral presencial y parte en remoto.

La manipulación de maquinaria o el cuidado de otras personas a salvo de la automatización (de momento)

Sin embargo, hay actividades que no pueden realizarse a distancia o que su práctica es más efectiva presencialmente, como el caso de la enseñanza.

El estudio Futuro del teletrabajo, elaborado por la consultora McKinsey &Company analiza la facultad de transformación de algunas de las actividades al trabajo en remoto. Para ello, valora qué tipo de tareas se podría cumplir teletrabajando, cuáles no podría ejecutarse en remoto y qué grado de eficacia tendrían otras si se realizaran a distancia.

El estudio establece una serie de categorías de tareas basadas en la Occupational Information Network (O*NET) a las que se les aplica el criterio de potencial máximo de teletrabajo: qué cantidad de tareas incluidas en esa categoría sería susceptibles de teletrabajo. Y, por otro lado, el de potencial de digitalización efectivo: cuales de esas tareas podrán hacerse sin pérdida de efectividad.

¿Qué trabajos seguirán presencialmente y cuáles no?

Algunos ejemplos de trabajos que requieren de encontrarse físicamente en el puesto, y por lo tanto con bajo o ningún potencial de teletrabajo son aquellas relacionadas con la atención y el cuidado de otros, la operación de maquinaria, el uso de equipos de laboratorio y las que conllevan la atención de clientes en un establecimiento.

Por el contrario, entre las tareas que pueden abordarse a distancia y tienen el máximo potencial para teletrabajo estarían la recolección y el procesamiento de datos, la comunicación con otras personas y la codificación de información.

Algunas actividades que, pudiendo realizarse en remoto, son más efectivas presencialmente serían la enseñanza y la capacitación, la orientación psicopedagógica, relación con clientes y colegas, la negociación y la toma de decisiones importantes, entre otros.