Toda la semana por delante, no has cumplido los propósitos de la pasada, vuelta a la rutina después de no haber dormido todo lo que deberías o te apetecía… Estos y otros ingredientes se mezclan el lunes y hacen que este día sea señalado por la cultura popular y del trabajo como el peor de los siete. Un cambio de perspectiva te ayudará a afrontar el comienzo de semana con una actitud más positiva.

La fama de los lunes no es del todo merecida. Un estudio llevado a cabo por Gallup y publicado en la Journal of Positive Psychology indica que, de lunes a jueves, todos los días son odiados por igual. Según uno de los investigadores del estudio, podría concluirse que lo que no nos gusta es trabajar. Sin embargo, algo tienen de especial los lunes que hasta cuentan con un nombre propio, el Blue Monday, que se refiere al tercer lunes de enero como el peor día de todo el año.

Sea mito o realidad, lo importante es cómo lo vives tú. Si semana tras semana el día más insoportable para ti sigue siendo el lunes, estos consejos te ayudarán a soportarlo mejor.

Haz una suave transición de festivo a laboral

Hay algo muy claro, los seres vivos nos guiamos por un biorritmo y, cuando lo rompemos, pagamos las consecuencias. Están quienes aprovechan el sábado y el domingo para levantarse tarde y echarse buenas siestas. Y, al contrario, muchas personas salen más en horario nocturno y duermen menos durante el fin de semana. Tanto unos como otros, el lunes tienen que hacer un esfuerzo especial para levantarse. Si consigues equilibrar tus horas de sueño durante todos los días de la semana, el cambio del lunes puede pasarte prácticamente inadvertido.

Feliz lunes

No te dejes contagiar por los demás

Has conseguido levantarte un lunes con ánimo, llegas al trabajo y no encuentras más que caras largas. No te extrañe desanimarte, los seres humanos imitan el comportamiento de su entorno y empatizan con él, en este proceso intervienen las neuronas espejo. Pese a todo, es algo que puedes controlar si lo observas. Si a media mañana del lunes te encuentras ya de un humor de perros, piensa en si te has levantado así de la cama. Si la respuesta es negativa, ¿qué ha sucedido para que haya variado tu estado de ánimo? Este tipo de reflexión puede mejorar tu predisposición a no dejarte influir y mantener el buen carácter con el que te levantas en los próximos lunes.

Planifica una actividad que te ilusione

No te funciona ni el primero ni el segundo consejo; prefieres no modificar tu biorritmo y quien va con mal humor al trabajo y contagia a los demás eres precisamente tú. No está todo perdido, aún puedes hacer del lunes un día no tan malo. Solo déjate para este día una actividad que te haga ilusión. Puede ser una rutina que cumplas cada semana, como apuntarte a un curso o ir al cine a ver un estreno. Sin embargo, también puedes planificar durante la semana qué hacer el próximo lunes: ir a ver una exposición, salir con la bici, hacer una quedada con amistades, dedicar una tarde a tu querido sofá, escuchar un podcast que te anime…

Todo va a depender del tiempo que tengas y la logística que has de organizar para cumplir con el resto de obligaciones del día. Por pequeña que sea, esa actividad va a crear una buena expectativa que redefinirá tus lunes.

Reconsidera tu situación y empieza a cambiarla o a asumirla

Quizá la llegada del lunes te recuerda cada semana que vives una situación con la que sientes un gran descontento. En relación con el ámbito laboral, puede que estés desempeñando una labor que no te gusta o te encuentras en una empresa con un mal ambiente. De nuevo, la observación y el análisis van a ser de gran ayuda:

  • ¿Hay posibilidad de mejora? Puedes trazar una hoja de ruta desde el próximo lunes hasta el lunes de, por ejemplo, dentro de 6 meses, con una serie de acciones que van a mejorar tus expectativas.
  • ¿No ves de momento salida? No bajes la guardia y plantéate cada semana si puedes hacer algo por salir de donde estás. Hasta que encuentres solución, enumera los motivos que te retienen en esta posición y revaloriza lo que te aporta en positivo. Por ejemplo, un sueldo todos los meses con el que consigues estabilidad. Esta idea te ayudará a asumir esta difícil etapa de tu vida hasta que puedas ponerle fin. No hay mal que cien años dure.