Flexibilidad laboral. Ese término, que para muchos es sinónimo de despido, reducción de jornada y menos pasta en el bolsillo, tiene en los manuales de Recursos Humanos (RRHH) otra acepción menos usada: simplemente sustituir tiempo de oficina por horas de teletrabajo en el hogar de cada uno. Una fórmula que, según un artículo de un profesor de Economía de Stanford, EE UU, puede ser increíblemente beneficiosa tanto para la felicidad de los trabajadores como para la cuenta de resultados de la empresa.

Nick Bloom, que así se llama el susodicho docente e investigador, escogió como objeto de estudio a Ctrip.com, una empresa que cotiza en la bolsa de valores tecnológicos del NASDAQ y especializada en ventas de billetes de avión, reservas de hotel y viajes completos. Tras realizar una comparativa entre la productividad de los empleados del centro de llamadas de la compañía que les permitían trabajar en casa cuatro días a la semana con los que estaban atados a los típicos cubículos, los resultados fueron terriblemente favorables a los que podían coger las llamadas en su vivienda.

Así, estos trabajadores fueron más productivos, cogieron más llamadas, le echaron más horas con descansos más breves y recurrieron menos a permisos por enfermedad, asegurando ademas ser más felices que los de la oficina. Para cuando finalizó el experimento, la mitad de los que habían trabajado desde casa pidieron por favor que les dejarán seguir donde estaban.

Resulta curioso que está opción sea tan poco seguida. A nivel internacinal y según Survey on WorkPlace Flexibility, una encuesta entre 500 profesionales de RRHH solo el 36% de las empresas tienen desarrollada una flexicultura laboral y ofrecen una variedad de seis programas diferentes: El teletrabajo en circunstancias especiales, horarios flexibles, de medio tiempo, el retorno gradual de una licencia, las semanas laborales comprimidas y la combinación de programas a la medida para cubrir las necesidades de los empleados.

En España es una práctica menos desarrollada pero en una clara ascensión. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 21,8% de las empresas ofrecen algún tipo de estos programas, una cifra que en 2009 no llegaba al 16%. Parte de esta desventaja puede verse en la que la cultura empresarial española sigue mucho más ligada a las horas en la oficina que a la consecución de unos objetivos marcados.

Pero en el teletrabajo no todo son ventajas. Desde los típicos “Yo no sabría organizarme” hasta los extraños casos de engorde debido a que en lugar de comernos la ansiedad nos comemos la nevera, trabajar desde casa no está al alcance de cualquier mente ya que se enfrenta a, en lugar de riesgos físicos, problemas psicosociales como el tecnoestrés, el aislamiento, la dependencia de la tecnología… No hay que olvidar que decir que la mitad de la gente que participó en el experimento del profesor Bloom pidió seguir teletrabajando implica que la otra mitad rogó por volver a la oficina.