Hasta los líderes de las empresas más poderosas del mundo pagan con el despido -y a veces algo más- cuando se descubre que inflaron su currículum para destacar entre el resto de candidatos a un puesto de trabajo u obtener una promoción. Sucumbir ante la tentación de lograr con una mentira unas mejores condiciones laborales o el reconocimiento profesional puede resultar a la larga perjudicial para una carrera.

Hace unos meses, Scott Thompson, consejero delegado de Yahoo!, dimitió de su cargo tras descubrirse que en su currículum mencionaba dos licenciaturas cuando en realidad solo contaba con una de ellas. Apenas llevaba cuatro meses en el cargo, pero a Thompson le dio tiempo a despedir a más de 2.000 empleados de la compañía.

Podría parecer que el engaño tardó muy poco en ser descubierto, pero lo cierto es que su título en Ciencias Informáticas ya aparecía en su biografía como presidente del sistema de pago online PayPal desde el 2004. Ese falso expediente académico a buen seguro le ayudó a acceder a ese trabajo o alguno anterior y forjar así un perfil profesional centrado en el mundo tecnológico que le llevó hasta Yahoo!.

Probablemente Thompson responda a los conocimientos en el ámbito de la informática necesarios para desempeñar el puesto, tras décadas de experiencia en el sector al más alto nivel, pero lo que ya no puede restituir es su credibilidad personal, que no concuerda con los valores que esa o cualquier otra multinacional de primer orden desean vender a sus potenciales clientes. Su demostrada experiencia no vale nada, pero su mentira sí. Ahora dirige una compañía mucho más pequeña, llamada ShopRunner.

Aunque no constituye delito, ser descubierto mintiendo para obtener un puesto determinado puede hacer costar dinero. Ronal Zarrella, consejero delegado de Bausch & Lomb, contó que tenía un Máster de Administración y Gestión de Empresas por la Universidad de Nueva York. Se le olvidó mencionar que solo se había matriculado, pero que nunca había completado los estudios. En su caso, cuando fue descubierto, presentó una dimisión que no fue aceptada, pero tuvo que reintegrar el bono extra de más de un millón de dólares que había cobrado durante su estancia en la empresa estadounidense hasta ese momento. Por lo general, además del despido, se puede reclamar judicialmente al empleado esos beneficios además de los costes derivados de su proceso de contratación y del de su sustituto.

Cuanto más aumenta el paro en España más habitual es este tipo de prácticas, y más fácil resulta el detectarlas, comenzando por una mera entrevista de trabajo, en la que los encargados de Recursos Humanos están cada vez más alerta ante un posible fallo que también puede costarles el puesto. Añadir una línea de más en una hoja de papel es sencillo, pero aguantar la mentira durante una conversación, en la que se piden más fechas y datos concretos, puede desembocar en una situación desagradable. Asegurar que se tiene altos conocimientos de un idioma es uno de los “pecados“ más comunes y de los más fáciles de detectar, ya que la entrevista puede desarrollarse en ese idioma sin previo aviso para el candidato.

Aún sobreviviendo a esa primera criba, la mentira puede salir a la luz incluso años después. Para aquellas profesiones donde una nueva contratación depende de las referencias previas, un error así puede resultar devastador. La empresa nunca explicará a un candidato si se ha tomado la molestia de hacer algunas llamadas, ni siquiera una vez que esa persona haya sido contratada. El desprestigio profesional sale a la luz, ya que ese tipo de incidentes corren de boca en boca en los departamentos de Recursos Humanos y en las oficinas de entornos profesionales especialmente endogámicos, por lo que la pérdida de un trabajo puede convertirse en la de todo un futuro profesional.