Llegar a casa y tener que sentarse en el sofá un momento antes de quitarse el abrigo es síntoma de haber tenido un día duro en el trabajo. Es una situación reconocible donde la semana se desarrolla reportando hacia arriba y hacia abajo, apagando fuegos y cumpliendo con plazos ajustados. Cuando las tareas son inabarcables y se repiten semana tras semana puede aparecer el síndrome del trabajador quemado o burnout. El cortisol, la sustancia liberada cuando hay estrés, campa a sus anchas por el organismo y esta situación puede desencadenar un agotamiento físico, mental y emocional.

Pero puede ocurrir lo contrario. Los días se pasan y las tareas que se desempeñan en el trabajo son monótonas, repetitivas, simples y no se ve progreso sobre el cometido. Entonces aparece la apatía y desmotivación. Es lo que los expertos en salud laboral denominan boreout (palabra compuesta por bored=aburrido y out= fuera, estar fuera, sin implicación).

Factores que desencadenan una situación de boreout

  • Sobrecualificación. Una ineficaz política de selección de personal puede provocar que se incorporen a la plantilla personas que tienen una cualificación muy superior a la necesaria para desarrollar un puesto de trabajo. Puede ser una tentación en épocas donde la demanda de trabajo supera la oferta en las que personas con perfiles muy especializados acceden a puestos de inferior cualificación. Estos trabajadores, en el mejor de los casos, abandonarán ese puesto más temprano que tarde por lo que se producirá un nivel de rotación elevado poco deseable para cualquier equipo en una empresa. Pero si el mercado está paralizado por una escasez de oferta es probable que haya un gran número de personas trabajando con grandes dosis de desmotivación y aburrimiento.
  • Acoso laboral o mobbing. Despojar a un empleado de las tareas fundamentales de su puesto y asignarle otras que carezcan de relevancia, simples y muy por debajo de su nivel en relación con su experiencia es una estrategia típica del acoso laboral. Se pretende acabar con la autoestima del trabajador de forma que termine abandonando.
  • La asignación de ocupaciones indefinidas, sin directrices claras, manifiestamente prescindibles minará la propia valía. Y sucederá  de la misma forma de cara a los demás.
  • Infra cualificación o establecer objetivos inalcanzables. Aunque se da en menor medida, el aburrimiento puede estar motivado por una incapacidad de asumir los quehaceres establecidos por considerarlos de suma complejidad, desbordan la propia capacidad. El problema puede estar también en  establecer metas muy exigentes o poco realistas. No ver posibilidades de llegar a los objetivos a un corto-medio plazo tiene como consecuencia actitudes negligentes. Lejos de motivar lo que provoca es desaliento.
  • Falta de perspectivas. Otra posible causa para actitudes indolentes pueden ser las escasas posibilidades de promoción en una empresa. Bien porque esté instaurado un sistema de asignaciones de dudosa ética o basada en el favoritismo o logros que no tienen que ver con criterios puramente profesionales o porque no se ofrezcan opciones de carrera al tratarse de una estructura rígida.

 Estrategias frente al boreout

 Estrategias frente al boreout

No dar palo al agua está muy mal visto. Por lo tanto el trabajador que esté bajo el síndrome de boreout tratará de evitar que esta situación sea manifiesta. ¿Cómo? Los expertos señalan dos comportamientos: compresión de las tareas o alargamiento innecesario de estas. En el primer caso el empleado aburrido tratará de sacar cuanto antes el poco trabajo bajo su responsabilidad manteniendo el plazo límite de entrega. El tiempo que resta desde que acaba la tarea hasta que la reporta puede dedicarla a resolver cuestiones personales. En el segundo caso, simplemente, la tarea se dilata más tiempo del necesario.

Cómo evitar el síndrome de boreout desde las empresas

Una persona que tiene un cometido insuficiente del que la empresa no es consciente (ya hemos visto que puede tratarse de una estrategia de mobbing) es signo inequívoco de falta de organización. Para evitar estas perjudiciales consecuencias deben establecerse una serie de pautas como puede ser delimitar claramente las funciones  de cada trabajador, facilitar a los empleados la formación y recursos necesarios para el desempeño de la actividad y/o incrementar la autonomía y el control sobre el propio trabajo.

Pero también debe de perseguirse el acoso laboral facilitando su denuncia tanto por parte de la persona que las sufre como de los compañeros que lo detectan.

Es imprescindible crear un clima laboral saludable, es decir transparente y democrático donde las personas sientan que pueden dar lo mejor de sí mismas porque se pone en valor la confianza en sus propias capacidades. Establecer un sistema de reconocimientos justo al que todo el mundo tenga acceso.

¿Cuándo deben de saltar las alarmas?

El tedio en el trabajo puede provocar un estado psicológico de cansancio que se manifiesta en un gran cansancio físico. Nada más llegar a tu puesto puede invadirte una sensación de abatimiento. El sentimiento de frustración es recurrente en los momentos de puesta al día con los superiores o cuando se trata de definir las tareas que se han realizado.

El tiempo que se dedica a cuestiones personales es mayor que el que se utiliza en realizar lo que se supone que te corresponde hacer.

Resulta difícil dar cuenta del desempeño realizado a tu superior y se está especialmente susceptible cuando se recibe cualquier comentario acerca de la labor que se ha realizado.

Si te encuentras en esta situación busca ayuda profesional que te de herramientas para cambiar esta circunstancia. Es difícil tomar una decisión en momentos así porque no se tiene la suficiente claridad ni serenidad mental que exige un cambio. Por esto es importante empezar a hablarlo con personas de confianza para que te animen a dar el paso para salir.