Los autónomos españoles no se quejan sin razón. Algunas de sus condiciones están por debajo de las de los países del entorno. Las comparaciones pueden ser odiosas, pero aportan un panorama más completo sobre determinadas situaciones problemáticas y ayudan a visualizar el camino para encontrar una solución o simplemente mejorarlas.

La cuota de autónomo ¿todo el mundo la paga?

La cuota mensual que debe pagar un autónomo en España depende de la base de cotización que elija, que suele ser la mínima. Así pues, el importe a pagar mes a mes ronda los 270 euros, se tengan ingresos o no se tengan.

En países como Reino Unido o Francia, la cuota que se paga se fija en relación con los ingresos que se perciban. En Francia, además de por los ingresos, esta cantidad también está determinada por la profesión.

Hay países donde no se paga ninguna cuota, como en Estados Unidos, en Italia o en Portugal. Y los hay que solo se paga cuota a partir de un volumen de ingresos, como se hace en Alemania, en donde se pagan 140 euros solo si superas los 1.700 euros mensuales de ingresos.

En cuanto a los países con cuotas fijas, Holanda también la tiene, pero es de 50 euros solamente.

¿Cómo se tributan los impuestos?

En España, los autónomos tienen que pagar el IVA a Hacienda por los ingresos que reciben de su actividad. Actualmente está en el 21%. Cada trimestre se declaran los ingresos y los devengos.

En otros países, como Estados Unidos, no se paga IVA por cada operación; sin embargo, sí se tributa el 15% de lo que se gana. Ese sistema de tributar en función de la ganancia es el que tienen también en Italia, donde se paga un 20% de las ganancias anuales. En Portugal se hace del mismo modo, se paga un mínimo del 24,5% del beneficio que se ha obtenido en el año.

En Francia tienen un sistema particular en el que se tiene en cuenta la actividad que se realiza. Las actividades comerciales están gravadas con un 12%, los servicios con un 21,3% y las profesiones liberales un 18,3%.

Y los hay que también emplean el sistema del IVA (o VAT), como en Reino Unido, aunque no se declara trimestralmente, sino al final del ciclo fiscal y según las ganancias obtenidas. También en Alemania hay IVA, pero existen excepciones por las que el autónomo no está obligado a incluirlo en las facturas, como ser menor de 30 años o no llegar a un tope determinado de facturación.

La cobertura social

El pago de una cuota mensual para un autónomo español supone entrar dentro de la Seguridad Social y disfrutar sus ventajas. Además, se está cotizando y esto quedará reflejado a la hora de disfrutar de una serie de ventajas sociales como cobrar una pensión o incluso, según la cuota que se pague, tener derecho a un subsidio por desempleo, aunque esta medida es controvertida por el alcance de su cobertura real.

En Holanda, el trabajador se paga su propio seguro médico, igual que en Alemania, donde es algo más caro. En Estados Unidos también se funciona así, el trabajador está obligado a pagar su propio seguro.

La cobertura que ofrece el sistema británico incluye ventajas sociales como cobrar una pensión o la prestación por fallecimiento. Los autónomos franceses son los que se encuentran en mejor situación con respecto a este punto. Tienen derecho a bajas laborales, a la jubilación, a pensiones de invalidez y de viudedad, entre otros. En cuanto a la asistencia médica, en principio se paga y después el Estado devuelve entre el 65% y el 100% del coste.

Para comparar la situación de los autónomos en distintos países de nuestro entorno, hemos hablado de las tres condiciones básicas en las que desempeñan su actividad, sin embargo, hay otras diferencias entre países con respecto al apoyo de los autónomos. Tomar como modelo las más efectivas redunda en beneficio de los autónomos españoles, que representan un volumen de 3,1 millones de trabajadores.