El día a día en los trabajos es fuente de desgaste y laboratorio de pruebas de la templanza de nervios. Las razones, muy comunes: tener un jefe déspota o incompetente, un compañero o dos que faltan a sus responsabilidades o se desentienden de ellas. Simplemente el exceso de estrés o tener una mala época porque no se ha descansado o se traen problemas de casa. Todo ello puede afectar al clima laboral, por eso te damos algunas claves si en tu oficina hay un ambiente de lo más tenso.

Ante este escenario la capacidad de actuación es muy limitada y depende casi en exclusiva de una gestión inteligente de las propias emociones. En los trabajos las relaciones personales se van tejiendo gracias a procesos donde el poder entra en juego y se establecen jerarquías, aparecen las envidias y se cuelan los celos profesionales. Estos consejos te ayudarán a hacer más llevadera una jornada en un ambiente tenso.

Autocontrol, clave para la gestión del clima laboral

Los entornos laborales son un continuo de valoraciones del desempeño de las funciones. Estas pueden ser constructivas, te ayudan a mejorar y a progresar, pero en muchas ocasiones pueden resultar dañinas al estar relacionadas con aspectos extralaborales o consideraciones personales y no profesionales.

Responder en caliente a un comentario ofensivo nunca es una buena opción. Cuando el comentario viene de un superior tu respuesta debe estar meditada y centrarse en lo exclusivamente laboral, lo que compete a tus tareas y su desempeño. Muy recomendable dejar pasar un tiempo y consultar con la gente que te quiere. Si la crítica viene de una persona mínimamente razonable lo prudente es preguntar con calma los motivos por los que se ha hecho una apreciación negativa y no actuar a la defensiva sin haberlo hablado. Puedes sorprenderte con una disculpa porque esa persona se aviene a reconocer su error.

Pero también conviene hacer introspección. Hay que medir si se trata de una ofensa real o se está recibiendo una crítica al trabajo que no se está dispuesto a admitir por orgullo. Para ello es aconsejable que se anoten los comentarios o juicios negativos que se reciben para evaluar la situación teniendo una actitud lo más objetiva posible. Te ayudará a la hora de argumentar tu descontento o restarle importancia y aprender a pasar página y centrarte en adaptarte a la forma de trabajar que se te pide.

Alejarse de las relaciones tóxicas

Hay personas en los trabajos que provocan negatividad allá por donde pasan. Críticas a compañeros, quejas sin fin…Sin entrar a valorar sus motivos lo prudente en estos casos es tener un contacto mínimo. En estos casos vale mentir para salvaguardar la integridad. Estas personas muchas veces inducen a tomar partido en un sentido radical: o conmigo o contra mí. No hay que entrar en ese juego. Establece la distancia que te asegure tu bienestar empleando un trato cordial pero no dejando que te invada su negatividad. Utiliza el humor como arma contra actitudes nocivas.

Asertividad para todo

Si esto no se ha aprendido en el colegio o en casa se aprende trabajando (antes o después). Los resultados son asombrosos. Una práctica valiosa es pedir las cosas dando argumentos. Si se hacen peticiones sin dar más explicaciones se provocará en quien lo recibe una actitud negativa, se puede pensar que es fruto del capricho o se entiende como una imposición. Si se explica el por qué se solicitan las cosas esto ayuda a que la empatía se manifieste. Y la empatía es fundamental en el buen desarrollo de las relaciones entre seres humanos. También es interesante echarle dosis de asertividad cuando se quiere o se tiene que dar una negativa a algo. Si después de la negación hay una propuesta alternativa la repuesta se recibirá mucho mejor en el interlocutor.

Decir no y delegar

La sobrecarga de trabajo se produce muchas veces porque no se calculan bien el tiempo que lleva hacer cada tarea y se tiende a sobrevalorar la propia capacidad para sacar trabajo. Hacer una buena gestión conlleva un análisis objetivo de las tareas de las que se es capaz y saber delegar las que no se pueden asumir. En eso consiste trabajar en equipo. Si no se responde de forma eficaz pueden llegar quejas que empeorarán el ambiente con la consecuente sensación de frustración. Mide las responsabilidades que puedas asumir y emplea la asertividad para poner los límites a tu inmediato superior o a los ladrones de tiempo.

Pero si, a pesar de haber puesto todo tu empeño en sentirte cómodo en la oficina, la cosa sigue sin funcionar, quizás es el momento de levantar el vuelo en busca de una nueva oportunidad laboral donde el clima laboral se pueda respirar.

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