La contratación de personas con discapacidad ha aumentado un 19%, según los datos recogidos por la Fundación Adecco, que ha tomado como base las cifras publicadas por el SEPE y la última Encuesta de Población Activa (EPA). Una noticia muy positiva si tenemos en cuenta, además, que la media para el resto se sitúa en un 13%. Aunque este colectivo ha sido especialmente afectado por la destrucción de empleo en los últimos años, parece que hay un “efecto rebote” que los hace remontar con mayor rapidez.

En concreto, la contratación de estos trabajadores en centros especiales de empleo se incrementó en un 23,3% y en empresas ordinarias, un 10,5%. Este dato nos invita a reflexionar, ¿qué hace tan especiales a estos espacios de trabajo?

Los centros especiales de empleo (CEE) son empresas creadas para favorecer la integración laboral de las personas con discapacidad. Se nutren de una plantilla en la que al menos el 70% tiene alguna discapacidad mayor del 33%. Los centros de empleo pueden ser tanto de titularidad pública como privada. Además de ofrecer una oportunidad de trabajo a estas personas, se ocupan de facilitar la integración en empresas ordinarias. Los centros especiales de empleo son los responsables de que el 65% de las personas con discapacidad encuentren una oportunidad laboral.

Inicialmente estos centros se dedicaban a la subcontratación industrial, pero su evolución los ha llevado en numerosas ocasiones a ser punteros en alguna especialidad.

Los CEE pueden ser de tres tipos: Los productivos se centran en fabricar, distribuir o montar mercancías para vender a otras empresas. Los dedicados a los servicios prestan asistencia a empresas con personal con distintas capacidades. Estas actividades pueden ser de limpieza, labores de conserjería o atención telefónica. Los de inserción laboral incorporan en empresas ordinarias a personal con discapacidad a través de itinerarios de inserción.

Según la Fundación ONCE, en España hay 3,8 millones de personas con alguna discapacidad, lo que representa un 8,5% de la población.

Un estudio realizado por la Cátedra Universidad de Barcelona – Fundación Adecco concluye que la integración de personas con discapacidad aporta una mayor estabilidad a las empresas. Las compañías que mayor despliegue de las políticas de integración han hecho en el periodo estudiado han visto aumentados sus beneficios a pesar de la crisis. La motivación, el esfuerzo y la capacidad de sacrificio se ven reforzados en este colectivo, afirman.

Hay muchos centros especiales de empleo diseminados por toda la geografía española. Os ponemos dos ejemplos de iniciativas pequeñas, como la empresa Teixidors, donde se tejen piezas con telares. Un trabajo artesanal elaborado por personas en riesgo de exclusión social. O la Fundación Crisálida que a través de su proyecto El obrador d’Atenea da trabajo a panderos/as artesanales con discapacidad.

Desde la Administración también se favorece la inserción laboral de estas personas. Las empresas pueden beneficiarse de una bonificación en su contratación. Recientemente la Generalitat Valenciana ha lanzado una ayuda al fomento del empleo de las personas con discapacidad. Las empresas ordinarias que contraten a personas procedentes de centros especiales de empleo recibirán una ayuda de 7.814 euros.

Por último, nos gustaría señalar que el 49% de los españoles descarta las marcas que no son responsables. Sea cuales sean las razones, emplear a personas con discapacidad trae beneficios a todas las partes. Luis lo tiene claro.