Hay profesiones a las cuales la sociedad les ha colgado el sambenito de la vocación. Muchas veces tienen que ver con el trato con otras personas, como docentes, profesionales sanitarios, ayuda social… Pero suelen ser también profesiones con momentos muy difíciles. Cuando se pasa una crisis la vocación se tambalea y ya no sabes si realmente era eso a lo que te querías dedicar.

Como paradigma del buen ejemplo se suele decir de la persona con vocación que “ha nacido para dedicarse a ello”. Hay quien ha escuchado esta frase toda su vida y no ha podido prestar atención a su interior. Te proponemos tres preguntas clave para hacer introspección y dar con una respuesta.

¿Harías el mismo trabajo gratis?

Imagina que tienes tus necesidades más que cubiertas y que puedes ejercer tu profesión sin que te desborde, solo cuando te apetece. ¿Lo harías gratis? Evita pensar en temas transversales como que el trabajo debe ser remunerado, estamos en un supuesto. Se trata de observar tus sentimientos, de saber si sientes la necesidad de desempeñar tu profesión como algo vital para ti.

Otra forma de plantear esta cuestión es pensar en no volver a ejercer tu actividad en tu vida. ¿Cómo te encuentras con esta idea? Si sientes que te has liberado de una carga estás más cerca de la falta de vocación que de tenerla. Sin embargo, si no te ves en esa situación, si piensas que pasarías temporadas en que echarías de menos tu actividad, es que queda vocación en tu interior.

También se puede observar desde otro punto de vista: ¿hay algún otro trabajo que harías gratis? A veces resulta muy esclarecedor comparar sensaciones y sentimientos. Si la respuesta es afirmativa, puedes analizar un poco más allá en qué consiste esa “felicidad” que te provoca la otra profesión. ¿Tiene que ver con condiciones extrínsecas, como los horarios o la tranquilidad, o bien ese sentimiento se fundamenta en algo que no sabes muy bien explicar y que te nace de dentro?

 

Crisis de vocación profesional

¿Recibes felicitaciones de tu entorno?

El feedback es muy importante, pero a veces no se dan las condiciones para recibirlo. Hay profesiones donde es más difícil observar la respuesta a tus tareas. Por otro lado, el reconocimiento depende mucho del entorno. Si estás en un entorno poco sano (lo que puede ser en parte causa de tu malestar), es muy probable que no recibas feedback o que este sea malo. Pero no se trata de la cantidad de felicitaciones sino de su calidad. Hay quien recibe el agradecimiento por su labor de otras personas que no tienen intereses cruzados con su profesión. Es el tipo de felicitación que te llega al corazón y te hace sentir orgullo por dedicarte a lo que te dedicas. Ese orgullo está muy relacionado con la vocación.

Si tú estás en otro caso, si recibes la aprobación continua de tu entorno, también es muy significativo. Es la prueba de que desempeñas bien tu trabajo. Por lo general, eso quiere decir que lo haces notablemente bien, que no estás en la media. Y esto es algo que también se puede relacionar con la vocación, pues esta te suele llevar a añadir un valor extra a lo que se supone que tienes que hacer como base.

¿No puedes evitar fijarte en tus colegas?

De repente te encuentras en tu tiempo de ocio observando cómo hacen tu trabajo otros profesionales. Esto puede interpretarse como un signo claro de que sientes curiosidad por mejorar tu desempeño. Si no te lo han impuesto desde fuera, todo lo que te anime a investigar y profundizar en tu campo es muy posible que parta de un impulso vocacional. Nadie te ha obligado ha hacerlo, no está ni siquiera dentro de tu jornada laboral, es decir, es un mecanismo que se pone en marcha desde el interior.

Tampoco es necesario que se produzca esta situación fuera de tu horario. Mientras trabajas, todo lo que hagas para añadir un plus a tu desempeño, como es fijarte en cómo lo hacen los demás (con el ánimo de aprender, no para criticar), está relacionado con el perfeccionamiento de tus tareas. Esta exigencia también tiene mucho que ver con la vocación. Cuidado porque a veces se confunde la exigencia con inseguridad. Es decir, una persona insegura en su trabajo puede ser en realidad alguien demasiado perfeccionista y eso también puede entroncar directamente con la vocación.