Las cenas de Navidad en las empresas suelen ser eventos que se recuerdan todo el año. Nos conocemos en un ambiente profesional, algo encorsetado, donde se guardan las formas. Pero el ambiente que se crea durante estas celebraciones invita a saltarse la etiqueta. Eso está muy bien, solo que hay que tener en cuenta que hay un día después y todo puede quedar inmortalizado y subido a las redes sociales en cuestión de segundos, fruto de la euforia del momento.
Recientemente se ha estrenado la película Fiesta de empresa de Paramount/DreamWorks Pictures en la que se cuenta cómo una de estas fiestas navideñas que comienzan como algo sencillo y sin demasiadas pretensiones se convierte en una fiesta salvaje digna de recordar para siempre. Para no llegar a esos extremos, sobre todo por las consecuencias que pueden acarrear a partir del día después, te ofrecemos estos consejos. ¿Estás realmente preparado para ir a la cena de empresa?
Crea y participa de un buen ambiente
Participa, diviértete y aprovecha para generar buen ambiente. Evita conversaciones donde se critique a compañeros o a tu jefe. La desinhibición que produce la ingesta de alcohol te puede llevar por caminos tortuosos. Más vale llamar la atención con algo divertido que con algo que pueda molestar, aunque en ese momento «confuso» nos parezca muy gracioso.
Ya sabemos que la política, la religión o el fútbol son temas que generan mucha polémica y fuente de discusiones acaloradas. Es preferible no sacarlos para que sea la armonía lo que fluya. Lleva conversaciones que minimicen las posibilidades de discusión como las series, gastronomía, música, hijos, películas, viajes…
Es una buena oportunidad para entablar conversación con personas de otros departamentos con las que no sueles tener contacto y no limitarte a tu círculo de compañeros.
Mesura
Como cualquier banquete la comida y la bebida siempre llegan en abundancia. Se aprovecha para dejar aparcada la dieta pero puede que no sea el mejor momento para pegarse el atracón. A veces la incomodidad de la situación hace que no pares de comer o beber, así que controla lo que metes al cuerpo porque puedes acabar excusándote para ir al baño más de lo que quisieras.
Lleva ropa cómoda
Sin dejar de elegir prendas que te favorezcan, más informales que las que llevas de lunes a viernes, es preferible ir cómodo a la cena. Será una noche más larga de lo habitual y seguramente habrá oportunidad de bailar, por lo que si llevas tacones mete unas zapatillas cómodas para la vuelta o cuando los pies ya no den más de sí.
De vuelta a casa
Piensa antes cómo volverás a casa. Si no te queda más remedio que coger el coche, ten en cuenta que no deberás beber nada de alcohol en las tres horas anteriores como poco. Si piensas que no vas a poder controlarlo guarda algo de dinero para el taxi de vuelta. Si lo reservas, mejor que mejor, suele ser una noche en la que conseguir un taxi se convierte en una hazaña.
Ante todo, que reine la elegancia
El día siguiente llega. Si finalmente has hecho algo realmente ridículo tómatelo con humor. Sé el primero en sacar el tema y no trates de evitarlo u ocultarlo. Nunca está de más pedir disculpas si crees que has podido ofender a alguien. Es mejor afrontarlo cuanto antes y no dejar que se enquiste o que otros den su versión de lo ocurrido.