Lenguaje Corporal

La forma de saludar y despedirse, la postura a la hora de sentarse o la manera de gesticular pueden llegar a tener tanta influencia en la obtención de un puesto de trabajo como el propio currículum. Cuidar estos aspectos puede significar el empujón definitivo en dirección al empleo solicitado.

Por riguroso orden de aparición, analicemos en primer lugar el saludo inicial. ¿Cambia en algo que el entrevistador sea hombre o mujer? En absoluto. Ni besos en la mejilla para ellas ni palmaditas para ellos, y sí un firme apretón de manos, tanto si es hombre como mujer. Nunca deben darse besos en la mejilla ni recurrir a otro tipo de saludos más familiares.

Pero ojo, no debe confundirse el adjetivo firme con hercúleo. Porque tampoco se trata de demostrar la afabilidad a costa de fracturar algún hueso de la mano que tan cortésmente se tiende. En el polo opuesto, hay que evitar dejar la mano flácida, así como desmayada. Un feo detalle que puede dejar las opciones tan debilitadas como el propio saludo.

Cabe recordar que, aunque es lógico que a uno le suela delatar un cierto nerviosismo, hay que procurar mostrarse relajado y seguro de uno mismo. Hay que adoptar una actitud segura, positiva y firme, pero sin que resulte rígida ni acartonada. Debe mantenerse una escucha activa, sonreír con frecuencia, mostrar expresión de interés y adoptar un lenguaje corporal correcto (cuidar la postura al sentarse, expresión de la cara, etcétera).

También hay que evitar tics como jugar todo el tiempo con el bolígrafo, un anillo o el mechero, a no ser que se pretenda explorar el grado de paciencia del  interlocutor.

Cuidado con relajarse en el momento de la despedida. Aunque la persona que ha hecho la entrevista pueda parecer muy cercana y agradable, no hay que caer en la tentación de variar el tipo de saludo inicial. Muchos candidatos incurren en el error de revelarse excesivamente amigables en este último paso. Lo mejor es recurrir de nuevo al firme apretón de manos, una receta que nunca falla.

Claves

  • Saluda con un firme apretón de manos. Nada de besos en la mejilla.
  • Adopta una actitud segura y positiva, pero sin que resulte rígida ni acortonada.
  • Despídete del mismo modo como saludaste.