¿Cansado de intentar encontrar trabajo sin éxito? ¿Cansado de leer listas de consejos  sobre cómo hacer un buen currículo o una buena entrevista de trabajo? Es el momento de atacar, de pasar a la acción, de volverse más agresivo. Piensa en esto como si estuvieras jugando al Risk del trabajo: la casilla de salida es la oficina del paro y la meta es volver a ella para decir que te den de baja. Y, como toda buena misión, necesitas una buena estrategia.

> Paso 1: Ser consciente de donde estás. Vale, soldado. Echa un ojo a tu mochila y mira tu munición. Quizá tengas un montón de balas en forma de títulos, experiencia, idiomas o méritos. Quizá no. Piensa de qué te vale realmente todo eso, cuál es tu entorno y cómo usarlo. No es lo mismo si vives en una gran ciudad que en un pueblo, si tienes disponibilidad de viajar o no, si vives en una zona industrial, agrícola o turística. Piensa de forma inteligente: qué tienes en la mochila y cómo encaja eso en el lugar geográfico en el que estás.

> Paso 2: Una vez tengas claro el lugar donde estás, piensa qué quieres conseguir. No vale decir ‘trabajo’, eso ya lo sabemos. Piensa qué tipo de trabajo quieres, dónde te gustaría encontrarlo. Pero piensa en escala real, en los lugares donde haya posibilidades. Piensa qué pueden necesitar quienes tienen dinero a tu alrededor: una buena idea siempre vende.

> Paso 3: Piensa cómo conjugar los dos pasos anteriores, es decir, lo que tú quieres conseguir con lo que buscan en tu entorno. Seguro que tienes habilidades o capacidades que pueden interesar a las empresas o personas que te rodean, da igual dónde vivas. Quizá estén haciendo las cosas de una forma pero se te ocurra proponerles que lo hagan de otra para mejorar. Quizá se te ocurra mejorar algo que ya estén haciendo, o quizá tengas una idea sobre cómo podrían empezar a hacer cosas nuevas. No es cuestión de crear una necesidad inexistente, es cuestión de pensar qué puedes ofrecer para mejorar lo que hay.

> Paso 4: Sabes dónde estás y sabes dónde quieres llegar, ahora falta definir el camino a seguir. Hay que pensar en la mejor forma de usar las cosas que llevas en la mochila para recorrer ese camino, porque tenerla llena no te garantiza el éxito de la misma forma que tenerla vacía no te aboca al fracaso. Conviértete en un MacGyver laboral, utiliza lo que tengas a mano de una forma inteligente para conseguir tu objetivo.

Muy bien, la parte estratégica la tengo clara, pasemos al plan de ataque:

> ¿Un ejército o un comando? Durante la última gran guerra se usaron pequeños comandos para infiltrarse en las filas enemigas y atacar a pequeños objetivos concretos que desestabilizaran al enemigo. Traducido a lenguaje laboral: quizá encontrar un trabajo fijo dentro de una empresa sea complicado, pero trabajar para varias a la vez haciendo algo para todas puede ser una alternativa. O montar tu propia empresa.

> ¿Cómo cuento lo que sé hacer? Lo mejor es no contarlo, sino enseñarlo. Piensa en cómo buscas tú información. En internet, ¿verdad? En Google o en las redes sociales. Perfecto, manos a la obra: crea un blog profesional, una página web, una cuenta de Twitter, un perfil laboral en sitios como LinkedIn, Facebook o Google+. No me cuentes que eres diseñador, enséñame tus diseños. No me cuentes que sabes escribir, quiero leerte. No me digas que eres bueno, quiero verlo. Es más, te dediques a lo que te dediques, pensar en la web como forma de darte a conocer es una buena idea.

> Mejor un francotirador que un bombardeo. Elige bien a quién te quieres dirigir y sé llamativo, original… pero no pesado. Abrirte una cuenta de Twitter para bombardear a la gente que quieres que te contrate no tiene sentido. Abrir un blog y mandar mails para que la gente lo lea es una forma de perder tu tiempo y hacérselo perder a los demás. Tú enseña tu trabajo, divúlgalo sin molestar a los demás, y al final, si eres perseverante, se irá difundiendo.

> Vale, pero quiero algo más. Entonces hazte camisetas con tu CV, diseña carteles y cuélgalos en la puerta de esa empresa que tanto te gusta, haz una campaña viral para hacerte ver, imprime flyers y mételos en los libros que tengan que ver con tu interés en una librería para que los compradores se la encuentren, o –el más difícil todavía-, intenta colar esos flyers promocionales en las bolsas que dan a los asistentes a ese evento tan molón al que va gente que podría contratarte. Piensa y haz que piensen en ti.

En resumen, la cuestión es saber dónde estás, saber qué puedes ofrecer a tu entorno y pensar la forma de cuadrar sus necesidades con lo que tú puedes ofrecer. Cuando tengas todo esto hecho, elige la mejor forma de hacerte conocer… y adelante.