Si estás empezando a montar una empresa, estarás viviendo en tu propia piel aquello que dice todo empresario: «los comienzos fueron duros». Además de estar pendiente de tu actividad, tienes que atender a cantidad de detalles de organización y gestión a los que antes nunca habías hecho frente. Un plan de empresa te ayuda a tomar distancia, evaluar lo que llevas hecho y saber hacia dónde te diriges.

Reúne los datos principales

Cuando se empieza, siempre se suele cometer el mismo error: anotar todo de cabeza. Hay detalles que piensas que no tienes por qué registrar porque te parecen evidentes. Sin embargo, hacerlo te dará la posibilidad de abstraerte y contemplar tu empresa como si no tuviera que ver contigo, desde fuera. Este punto de vista externo te ayudará a analizarla con objetividad. Empieza por anotar en tu plan de empresa:

  • Los datos básicos: el nombre, el domicilio social, tipo de sociedad, fecha de constitución o de inicio de actividad, sector al que pertenece, una breve descripción de a qué se dedica la empresa y cuántos empleados hay.
  • El capital aportado y el adeudado: con qué capital inicial cuenta la empresa, qué parte es financiación propia y cuál es la deuda financiera que soporta.
  • El equipo inicial o principal: por un lado, quién ha puesto en marcha el proyecto, cuál es su función en la empresa y qué experiencia aporta (es suficiente si se explica en una línea). Por otro lado, quién forma parte del resto de la plantilla (se puede agrupar por departamentos) y su actividad.

Planes dentro del plan

  • Plan de servicios: aquí se puede desglosar uno a uno los servicios o productos que se ofrecen, o bien, si son muchos, agruparlos por categorías. Hay que reflejar las necesidades que cubren, las diferencias con los productos de la competencia y si existe algún derecho sobre el producto o servicio.
  • Plan de producción: se detalla cómo se llevan a cabo los servicios que se ponen a disposición o bien el proceso que siguen, dentro de la empresa, los productos que se ofrecen, desde su adquisición o manufactura hasta su puesta a la venta. Conviene incluir también los métodos de control de calidad que se emplean; la tecnología, instalaciones y maquinaria con la que se cuenta, y los principales proveedores.
  • Plan de marketing: describe la estrategia de precios que se sigue y la ventaja que supone dentro del mercado, cuál es la política de ventas por la que se ha optado, cuáles son los medios de promoción y publicidad, de qué manera se lleva a cabo la distribución de productos y servicios, y si hay servicio posventa o algún sistema de garantía.
  • Plan de compras e inversiones: se divide en las inversiones que se han llevado a cabo o que se ha hecho en material (maquinaria, por ejemplo) o en intangibles (como el software). Además, habría que elaborar un escenario económico en el que se vean reflejados los ingresos, los gastos, las inversiones, la financiación, el balance y la cuenta de resultados.

Un breve análisis de mercado

Es conveniente que analices el sector en el que ofreces tus productos o servicios y que lo incluyas en tu plan de empresa. Si ya has elaborado o has encargado un estudio más completo, incluye la información resumida, pero no dejes de lado este apartado:

  • Aspectos generales del sector.
  • Clientes potenciales.
  • Análisis de la competencia.
  • Debilidades y amenazas de la empresa.
  • Fortalezas y oportunidades de la empresa.

Llevar a cabo este plan no es sencillo y requiere tiempo. Tómatelo como una hoja de ruta de la que puedes completar unos pasos ahora y dejar otros para añadirlos posteriormente. El proceso de elaboración del plan de empresa te ayudará a poner las cosas negro sobre blanco; es una herramienta con la que podrás diseñar estrategias de crecimiento y afianzamiento de tu empresa. El Ministerio de Industria pone a disposición una aplicación que puede guiarte en el proceso.