Hace unos días, el Congreso reclamaba al destituido Gobierno que pusiera fin al fraude y abuso de las prácticas becadas y contratos de formación precarios. Se pedía la convocatoria del diálogo social para acordar medidas que impulsen el empleo joven a través de un plan de empleo estatal especialmente dirigido a este colectivo.

La situación que el Congreso ha pedido revertir

Según datos del Instituto Nacional de Estadística relativos al primer trimestre del año, la tasa de desempleo en menores de 25 años alcanza el 36,34%. Más de un tercio en esta franja de edad se encuentra sin trabajo. A este panorama se le suma un agravante: muchos de los que están en activo, no se pueden mantener económicamente.

Las situaciones que se denuncian desde el Congreso son aquellas relativas a la precariedad laboral de una gran parte de los jóvenes que están trabajando. Con el ánimo de poner fin a esta realidad, se ha pedido lo siguiente:

  • Acabar con las prácticas no laborales que se realizan a jóvenes que poseen una titulación oficial. Lo que se propone es sustituirlas por un contrato en prácticas.
  • Que no haya tampoco prácticas extracurriculares, es decir, las que no forman parte de un plan de estudios. Se entiende que las prácticas deben incluirse dentro de una acción formativa.
  • Promover el empleo joven en sectores relacionados con el empleo verde, el sector primario y rural, así como los asociados al ámbito de la dependencia.

Prácticas precarias

Una situación que le resulta familiar a muchos jóvenes

En foros sobre economía y trabajo, así como en bitácoras dedicadas a estos temas, proliferan comentarios de lectores que dan testimonio de la precariedad de sus condiciones laborales. En muchos casos, las irregularidades se suceden sin que las empresas explotadoras se vean sancionadas por sus malas prácticas.

Dejemos a un lado la temporalidad extrema y la condición de falsos autónomos que sufren muchos empleados recién incorporados al mercado laboral. Nos centramos tan solo en la situación de los becarios, en la que se observa la extrema vulnerabilidad a la que están sometidos:

  • Las prácticas no laborales pueden llegar a durar 9 meses. En este tiempo, la persona en prácticas ha adquirido una experiencia más que suficiente para que se le deje de considerar como becaria.
  • En las prácticas no laborales, así como en las prácticas curriculares y extracurriculares no se cotiza a la Seguridad Social por desempleo. Cuando finalizan, no se puede solicitar paro.
  • Las prácticas no laborales se remuneran, pero el salario mensual suele ser muy bajo. En muchos casos apenas llega a 500 euros. Solo se requiere que no se pague menos del 80% del IPREM, que está en 537,84 euros mensuales.
  • Con respecto a las prácticas extracurriculares, en muchos casos, tan solo se abona el transporte o algunas dietas. Sin embargo, esto no es obligatorio. Pueden no ofrecer ninguna cuantía. Si es así, además se perdería el derecho a cotizar a la Seguridad Social por contingencias comunes.